25. Año 1.
Para bien y para mal, las fechas redondas tienen función propia. Puede que en el relato que es la vida desempeñen la labor del punto y aparte. Y como sucede que al vivir más que leer, escribimos, uno se queda mirando al signo como quien mira una frontera. Entre la necesidad de repasar y el deseo de continuar, justo donde conviene tomar aire para sentir que nada está más dentro que todo lo que fue perdido.