en la senda III
Era como si en realidad no tomara parte en lo que estaba a punto de sucederle. Y si ya no estaba implicado en su propio destino, ¿dónde estaba, entonces? ¿Y qué había sido de él? [...]
Ahora que necesitaba encontrarse a sí mismo de nuevo ya no había nada a lo que agarrarse. De pronto se sintió muerto por dentro, como si todos sus sentimientos se hubierean agotado. Deseaba sentir miedo, pero ni siquiera el desastre podía aterrorizarle."
Palabras de Auster en "La música del azar"
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