Anna Karenina, Tolstoi
Recuerdo la caricia de la cortina sobre el suelo, el sonido del mar y
aquella luz. Todo lo que podía hacerse era parar. Buscar un cigarro y salir a
la terraza, dejar de leer para pensar. Anna Karenina puede ser admirada como un
monumento o disfrutada como un tratado sobre el amor. Multiplicidad, parejas.
Con todo, hay un breve instante, ni siquiera un párrafo que de verdad
deslumbra. El principio de un amor entre un hombre y su hijo, Levin ante el nacimiento:
"Lo que sentía por esa pequeña criatura era algo
completamente distinto de lo que había esperado. No podía hablarse de alegría o
satisfacción. Al contrario, lo que le embargaba era un miedo espantoso,
desconocido hasta entonces, la conciencia de una nueva región vulnerable. Tan
dolorosa era esa conciencia y tan grande su temor de que esa criatura indefensa
pudiese sufrir que en un primer momento le pasó desapercibido el extraño
sentimiento de alegría inmotivada e incluso de orgullo que le causó el
estornudo del niño".
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