29 julio 2005

La reforma

Dije recientemente que no me interesaban las relaciones históricas entre la Iglesia católica y el Estado español. Por esa razón, antes de reproducir el siguiente texto, quiero precisar que no he cambiado de opinión, considero, simplemente, que debo postearlo porque en él podría encuentrarse alguna clave que explicaría la estrategia que está desplegando la Conferencia Episcopal durante este año.

Una aclaración más: Raymond Carr es especialista en Historia comtemporánea de España, ha sido profesor en la Universidad de Oxford. En 1999 recibió el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales. Y ahora el texto:

"El artículo 26 de la Constitución separaba la Iglesia del estado, convirtiendo a la primera en una asociación sometida, al igual que las demás asociaciones religiosas, a las leyes del país. Acabó con el pago de haberes al clero por parte del Estado, dispuso la disolución de los jesuitas y la confiscación de sus propiedades, e hizo que la existencia permanente de las demás órdenes dependiera de su buena conducta. Vedó la enseñanza a las órdenes religiosas y eliminó el crucifijo de las órdenes públicas. La Iglesia se defendía como hiciera en la Revolución de 1968, sobre la base de que solamente a los católicos se les negaban los derechos -especialmente el de asopciación que afectaba a las órdenes religiosas- que la propia Constitución garantizaba a todos los ciudadadanos"

"España 1808-1975" - Raymond Carr - Editorial Ariel, páginma 581.