29 agosto 2005

Porno

Cuando buscaba documentación para el post de Rushdie, me encontré con que este acababa de participar en un libro del fotógrafo Timothy Greenfield-Sanders. Ante la cámara de este artista han posado Presidentes, estrellas del rock, actores...


Hillary & Monica

El libro al que me refiero se titula "XXX:30 Porn Star", una colección de retratos de personajes vinculados a la industria del porno acompañada de reflexiones en torno a este tipo de cine de Rushdie, John Malkovich, Lou Reed, John Waters, Gore Vidal...


Portada del libro

La revolución tecnológica que nuestras sociedades han experimentado durante los últimos años, han globalizado la pornografía para bien y para mal. Algunas cifras de la revista Forbes: cada año se ruedan 11.000 películas, la industria mueve unos 60.000 millones de Euros al años, hay 260 millones de páginas que contienen sexo explícito -a las que se conectan diariamente 30 millones de personas-, hay un total de 250 millones de consumidores. Según la revista Adult Video News los norteamericanos se gastaron tanto dinero en la compra de DVD para dultos como en entradas de cine convencional.

Jena Jameson -probablemente la starlet del momento- acaba de escribir un libro titulado "Cómo hacer el amor como una estrella porno", está siendo un bestseller. Mientras tanto, algunas autoras feministas consideran que la pornografía "cosifica" a la mujer al transformarla en objeto de placer, otras abogan -ante el constante aumento del consumo femenino- por la transformación de esta industria.

Se puede analizar el porno desde innumerables puntos de vista pero, en mi opinión, conviene tratar de ir más allá de la noción del pecado, porque lo verdaderamente crucial es la posibilidad de que la pornografía acabe transformando las relaciones entre seres humanos.

Pensemos a medio plazo: un chaval de 15 años que navegue en la red en busca de pornografía durante 30 minutos al día, habrá visto miles de horas de porno en su pantalla dentro de una década. Evidentemente, sus "gustos" habrán sido modelados por la contínua necesidad de buscar "nueva cosas". ¿Hacia dónde vamos?