Road movie
I.
Hace unos días aterricé en Los Ángeles, desde entonces he atravesado California, Nevada, Utah, Idaho; ahora estoy en Montana. Han sido muchísimas horas de carretera y más son las que quedan por delante. De momento sólo voy sumando impresiones, supongo que habrá tiempo para ordenar las ideas, aunque a lo mejor ni siquiera porque viajar es básicamente eso, cribar sensaciones.
II.
Abrir un periódico, encender la radio o poner la televisión significa encontrarse con un anuncio del ejército estadounidense. Necesitan carne de cañón, jóvenes como la chica que trabajaba esta mañana en una cafetería de Dillon o como el chaval de Belgrado –otro pueblo de Montana- que murió en Iraq ayer.
IV.
Exigimos que a todos los musulmanes no se les considere terroristas, pero tendemos a creer que toda la población de Estados Unidos apoya la política a los neocons. El número de personas que maneja los hilos de los dos bandos no supera la centena. No tiene sentido ser antimusulmán o ser antinorteamericano. De nada sirve creerse más listo, de poco sirve vivir sin tratar de comprender desde unos ojos menos nuestros.
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