06 agosto 2005

Road movie

I.

Hace unos días aterricé en Los Ángeles, desde entonces he atravesado California, Nevada, Utah, Idaho; ahora estoy en Montana. Han sido muchísimas horas de carretera y más son las que quedan por delante. De momento sólo voy sumando impresiones, supongo que habrá tiempo para ordenar las ideas, aunque a lo mejor ni siquiera porque viajar es básicamente eso, cribar sensaciones.

II.

Nueva York -o cualquier otra gran ciudad- es muy distinta de la América profunda. Durante estos días he podido ver hasta que punto es grande el talento de los hermanos Cohen. El ritmo, la luz, los personajes de esta parte del mundo están perfectamente reflejados en sus películas. Son ese tipo de personas las que conforman la verdadera mayoría de este país.

III.

Abrir un periódico, encender la radio o poner la televisión significa encontrarse con un anuncio del ejército estadounidense. Necesitan carne de cañón, jóvenes como la chica que trabajaba esta mañana en una cafetería de Dillon o como el chaval de Belgrado –otro pueblo de Montana- que murió en Iraq ayer.

IV.

Exigimos que a todos los musulmanes no se les considere terroristas, pero tendemos a creer que toda la población de Estados Unidos apoya la política a los neocons. El número de personas que maneja los hilos de los dos bandos no supera la centena. No tiene sentido ser antimusulmán o ser antinorteamericano. De nada sirve creerse más listo, de poco sirve vivir sin tratar de comprender desde unos ojos menos nuestros.