29 agosto 2005

Shalimar the clown

La imagen pública de Salman Rushdie -como su propia vida- quedó alterada por la fatwa -condena a muerte- dictada por Rujolá Jomeini tras la publicación de sus "Versos satánicos". Entrar a defender la "inocencia" de esa obra significa hacerle el juego a los extremistas, quien quiera saber más que se compre el libro y disfrute. Aunque, personalmente, he de decir que de las cuatro novelas suyas que le leído me quedaré siempre con "Hijos de la medianoche" -uno de mis cinco libros favoritos-.

A lo largo de este otoño se publicará "Shalimar el payaso" en el que se aborda el radicalismo islámico desde una posición más cercana, pero también más combativa. Pueden encontrarse algunas de las ideas de Rushdie sobre este asunto en una entrevista recientemente publicada por el Times y el Post, de la que hemos extraido las siguientes palabras:

Cuando Sir Iqbal Sacranie, dirigente del Consejo Musulmán británico, admitió que "nuestros propios hijos" habían perpetrado los atentados del 7 de julio, fue la primera vez que yo recuerde en la que un británico musulmán aceptase la responsabilidad de su comunidad en las atrocidades cometidas por sus miebros [...]

El islam tradicional es una amplia iglesia que, ciertamente, reúne a millones de personas tolerantes y civilizadas, pero también contiene a muchos que tienen visiones antediluvionas de los derechos de la mujer, que piensan que la homosexualidad es malvada ...

Las profundas alienaciones que han desembocado en el terrorismo tienen sus raíces en la oposición de los jóvenes a la guerra de Iraq o a otras cosas, pero algunas de las comunidades cerradas de musulmanes tradicionales son logares en los que esa alienación puede crecer.
Lo que se necesita es un movimiento que vaya más allá de la tradición, un movimiento de reforma que adapte los fundamentos del Islam a la era moderna, una reforma musulmana que combata no sólo a los ideólogos de la yihad sino a los seminarios polvorientos y asfixiantes de los tradicionalistas, abriendo las ventanas de las comunidades encerradas para dejar entrar un aire fresco muy necesario [...]

Los "islamofascistas" se mueven entre certezas y absolutos. Si el Corán fuese observado como un documento histórico, sería legítimo reinterpretarlo y adaptarlo a nuestro tiempo.
La reforma islámica tiene que empezar por aceptar que todas las ideas, incluso las sagradas, deben adaptarse a realidades modificadas".