13 septiembre 2005

El pasado no conoce el final

Apenas suena un latido dramático, incluso trágico, bajo las palabras de Rajoy. Pero suena, la gente lo percibe. Bajen el volumen de sus televisores y observen porque es entonces cuando mejor se escucha. Rajoy pasea por España como lo hizo el rey del cuento que estaba desnudo, camina por su corte sin que nadie se atreva a mencionar la evidencia.

Quien quiera buscar al sastre -a los sastres- puede hacer una lista de la gente que más tiene que perder: de la "A" de Acebes a la "Z" de Zaplana. Los que cada día toman medidas para un nuevo traje invisible, acabarán construyendo la caja de pino final. Es ley de vida: lo que está en juego no es el futuro sino la supervivencia.

Mariano, el problema no son las palabras, sino los hechos. Para la gente eres, desgraciadamente, pasado. Ya se que no te lo mereces, Joaquín Almunia tampoco. La historia se repite. El pasado no conoce el final.