El tercer hombre
He leido la prensa esta mañana mientras escuchaba una vieja y maravillosa canción de Leonard Cohen llamada "Take this Waltz", inspirada en un poema de Lorca llamado "Pequeño vals vienés". Mi mente viajaba a Viena, a una ciudad que no conozco y que se ha construido en mi imaginación a partir de la película de Orson Welles "El tercer hombre".
Llega un momento en ese clásico del cine negro en el que el protagonista se sube en la noria de una ciudad destruida por la Segunda Guerra Mundial con un amigo suyo al que creía muerto y que se ha dedicado a traficar con medicamentos alterados. Desde las alturas Orson Welles dice mirando a la gente: «Si te ofrecieran veinte mil libras por cada punto que se deja de mover ¿no calcularías cuántos te puedes permitir? Libres de impuestos, Holly».
Supongo que algo así debían pensar los 2400 empresarios que sobornaban a Sadam Hussein a través del Programa Petroleo por Alimentos, incluidos los españoles, incluyendo los españoles y ese político del People´s Party mencionado en el Informe de la ONU del que espero que pronto sepamos más. Siempre hay un tercer hombre. Como en la foto de las Azores.
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