18 noviembre 2005

Enfermeras

Según escribía mi post del otro día sobre la fuga de cerebros de África era consciente de que no tardaría mucho en buscar más información sobre este asunto. En ese éxodo convergen algunos de los fenómenos que más me preocupan: la lucha contra la pobreza mundial, los movimientos migratorios y los servicios públicos. Veamos.

Tony Blair llegó al poder tras haberse comprometido en la mejora de tres servicios públicos que había sido prácticamente desmantelados por el tatcherismo. Los lemas sectoriales de sus campaña fueron tan simples como efectivos: "more teachers", "more nurses", "more police".

¿Se ha cumplido esos objetivos? En general si, pero conviene preguntarse por la manera en que se ha logrado. Durante los últimos cuatro años años han comenzado ha trabajar en Gran Bretaña 40.000 enfermeras que no nacieron en las islas. La mayoría son filipinas, australianas, india y sudafricanas, 6028 provienen del África subsahariana. Aumentemos el zoom:

1561 provienen de Zimbabwe (51,6% de probabilidades al nacer de no sobrevivir hasta los 40 años de edad),

1496 de Nigeria (27% de niños con peso insuficiente para su edad),

660 de Ghana (donde el 56% de los partos se lleva a cabo sin personal de salud especializado),

444 de Zambia (87% de la población vive con menos de dos dólares al día),

386 de Kenya (51% de la población no tiene acceso a fuentes e agua mejoradas),

226 de Botswana (40,3 años de esperanza de vida) y

192 de Malawi (35% de la población desnutrida).

A lo largo de este año, y tras bastantes presiones, se puso en marcha en el reino Unido un "Plan de reclutamiento ético" de enfermeras para el Sistema Nacional de Salud. Un Plan que no afecta a las contrataciones efectuadas desde el sector privado. Cuando una empresa se adentra en el negocio de la salud busca el mayor beneficio posible, una de las maneras de lograrlo consiste en la reducción de los costes. Saben que las enfermeras subsaharinas están dispuestas a trabajar a cambio de un salario menor. Sigue sin hacerse nada.

Los movimientos migratorios están directamente vinculados al mercado laboral: cuando se tienen cubiertas las necesidades de albañiles, limpiadoras, camareros y canguros, se suben las vallas, cuando se se necesitan enfermeras se buscan donde sea y se las va a recoger a los aeropuertos.