01 diciembre 2005

Vuelta al ruedo

Uno de los rasgos distintivos de la cultura española es el protagnismo de la muerte. Nos gusta y nos repele. De esa relación proviene nuestro gusto por el humor negro. Hoy he recibido seis mensajes al móvil distintos tipo "pásalo" sobre el accidente de helicóptero.

Pero en este país hay otras maneras de reirse. Una de ellas -tan clásica como la anterior- es el recurso a lo esperpentico, otra la ridiculización del poderoso. García Berlanga fue capaz de mezclarlas dando lugar a un género que, desgraciadamente, apenas tiene continuidad.

Suele decirse que la realidad supera a la ficción y creo que es cierto. Sucede en todos los ámbitos dela vida, también en lo cómico. A nadie, por mucho talento que tenga, se le habría ocurrido escribir o rodar una escena en la que el Presidente del partido político de la derecha española y una señora como Esperanza Aguirre despegasen con un helicóptero -público- de una plaza de toros...

Esa imagen del líder conservador saliendo a hombros, pisando seguramente el pelo de la Señora Aguirre, es cinematográficamente impecable, casi inmejorable.

Quizá falte un cura, incluso un guardia civil.

Afortunadamente, no ha pasado nada. Lo celebro.