Ciudad abierta, ayuntamiento cerrado
Paseando anoche me dio por pensar en cómo hemos ido cambiando los madrileños con los años. Recuerdo que cuando era niño era corriente que la gente tirase los papeles al suelo, hoy lo normal es ver a nuestros vecinos recogiendo los extrementos de sus perros.
Los madrileños hemos evolucionado, no sólo como trabajadores o consumidores, hemos crecido en algo mucho más importante: somos mejores ciudadanos. Sin embargo, toda esa suma de progresos íntimos no encuentra reflejo en el Ayuntamiento de Madrid. La alcaldía de la capital no es más transparente, ni más abierta. No es más cercana, ni más ágil. No es más solidaria y, evidentemente, no gestiona mejor.
El desfase entre la evolución ciudadana de los madrileños y el estancamiento institucional se ha acentuado durante los últimos cuatro años. Gallardón no ha seguido el ritmo, va a remolque de la vida.
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