Fortuna y virtud
"¿Qué hay fuera de la política? [...] Para la tradición tecnocrática, de izquierdas o de derechas, ese punto se sitúa en el conocimiento experto, en la ciencia. Para los fundamentalistas en la religión. Para los nacionalistas en la historia. Todos ellos tienen una verdad que está por encima de la opinión democrática. [...]
La esperanza de que exista una idea teórica de la que extraer deductivamente las respuestas precisas a cada circunstancia que se presente en la vida política es tan vieja como fallida. Lo cierto es que los razonamientos políticos terminan en una elección. Finalmente, después de haber considerado racionalmente todas las posibilidades, el curso de la acción se elige, no se deduce. Al cabo, hay siempre un paso en la oscuridad, que exige fortuna además de virtud. Esa es la esencia de la libertad humana, y por ende de la política.
Gobernar democráticamente implica aceptar que el resultado es más fruto del acuerdo entre muchos, siempre contingente, que de un plan necesario. Sin duda ese carácter contingente de la vida política democrática produce vértigo. Y si gobernar democráticamente siempre implica incertidumbre, cuando se gobierna una democracia en la que algunos de los actores principales no comparten la legitimidad de las reglas del juego, la incertidumbre es mayor aún".
Extractos del artículo de José Andrés Torres Mora en "El país"
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