el espacio interior
Rajoy me recuerda al protagonista de un antiguo cuento laoista. El protagonista de esa historia es un viejo sabio que estaba encerrado en una jaula de bambú en mitad del bosque. Un día, fue encontrado por otras personas que le preguntaron cómo podía sobrevivir encerrado en tan poco espacio. El anciano respondió como mandan los cánones de este tipo de cuentos, es decir, con otras preguntas: ¿qué os hace pensar que soy yo quien está encerrado y no vosotros?, ¿Qué os lleva a concluir que la cárcel está de este lado de los barrotes y no del vuestro?
A Rajoy le ocurre algo parecido, cada debate, cada mitin, cada rueda de prensa ha elevado un nuevo barrote. Día tras día, su propia ferocidad ha ido estrechando su espacio. Él piensa que son los demás quienes están encerrados y sufre. Sufre sin darse cuenta de que no vive en un bosque sino en un país democrático, sin ver que la mayoría, la inmensa mayoría, está del otro lado de sus barrotes. Sufre hasta llegar a decir que quiere repsentar una opción política moderada. Demasiado tarde, pocas cosas son más difíciles que salir de un laberinto construido por la furia de uno mismo.
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