17 enero 2007

el sonido del trueno


Desde hace tiempo mantengo un análisis sobre la estrategia global del Partido Popular. Creo que han decidido importar el modelo de hacer política de los neoconservadores norteamericanos. Un modelo que no apuesta por la conquista del centro ideológogico del electorado sino por aplicar mensajes y políticas destinadas a mantener la tensión política de los votantes de derechas y desmovilizar a los votantes progresistas.

Para que esto ocurra consideran necesario: perpetuar el miedo y el escándalo en la vida pública, imposibilitar cualquier tipo de acuerdo, y atacar al adversario con toda la agresividad posible en cada frente.

Naturalmente, tan importante como el rayo es el sonido del trueno, por eso se incentiva (o se fuerza) a los medios de comunicación cercanos a abandonar la información y convertirse en cajas de resonancia política.

A estas alturas de legislatura, parece que ya puede ser de poca utilidad recordar todos los casos en los que esta estrategia se ha evidenciado. Quizá sea más interesante centrarse en lo que está ocurriendo ahora.

En el pasado debate, Mariano Rajoy, afirmó que sería un suicido apoyar al Gobierno. Supongo que se refería a un suicido electoral: si la derecha española decide abordar su labor, aunque sólo sea por una vez, con sentido de Estado, habrá roto su estrategia y, lo que es más importante, su relato. Desde ese punto de vista, su tentación inmediata puede ser mantener la estrategia y renunciar a hacer de la política una noble tarea.

El problema es que la estrategia les está llevando demasiado lejos. A primera vista, la reciente derrota de Rajoy en el debate sobre política antiterrorista, refleja el apoyo de la mayoría ciudadana al Presidente del Gobierno. Pero lo que verdaderamente debe preocuparles no es eso: la encuesta publicada por El Mundo refleja que el 54% de los votantes del Partido Popular tiene una imagen peor de Rajoy desde aquel debate.

Una cuestión más, si, como dijimos anteriormente, el objetivo de la derecha es mantener la tensión del electorado y desmovilizar al de sus adversarios, quizá deban tener en cuenta que pueden estar generando el efecto opuesto. La manifestación del otro día, y aquel espontáneo “zapatero, no estás solo”, es una señal que yo tendría en cuenta. Con los votantes progresistas suele ocurrir lo contrario: el sonido del trueno llega antes que el rayo.

A modo de conclusión: se puede discutir la validez práctica de cualquier estrategia política, pero la mejor es siempre la que tiene más valor moral. Hacer lo que desean los ciudadanos funciona, por mucho que haya quien prefiera que los ciudadanos hagan lo que uno desea.

Cuadro del post: "nubes de verano" de Nolde.

Escrito mientras escuchaba "Those dancing days are gone" de Carla Bruni.