Por la unidad
"Todos los Gobiernos democráticos han intentado acabar con la radical incompatibilidad entre terrorismo y sociedad libre y avanzada.
Todos los Presidentes democráticos han intentado atender a las aspiraciones de los ciudadanos de conseguir vivir sin víctimas, sin atentados, sin destrozos, sin sobresaltos, sin amenazas, sin extorsiones, sin muerte.
Todos los Presidentes democráticos han hecho compatibles la aplicación de medidas legales, policiales y judiciales destinadas a combatir en los hechos la locura terrorista, con el intento de concluir con la violencia por medio del diálogo cuando han entendido que se presentaba una ocasión plausible para ello.
Como mis antecesores, también lo he intentado yo.
Pero, con o sin diálogo, en todos los períodos de nuestra democracia, la unidad de las fuerzas políticas se ha manifestado como un instrumento eficaz e imprescindible para la mejor política antiterrorista.
[...]
Porque con violencia no hay baza alguna. No hay siquiera punto de partida para nada distinto de su persecución y su castigo.
No especulemos, pues, sobre cuál pueda ser su estrategia. Reafirmemos y fortalezcamos la nuestra.
El Gobierno proseguirá aplicando tenazmente y con fuerza los distintos ejes en los que se ha basado el consenso en la lucha antiterrorista.
Apoyará, como siempre se ha hecho, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la persecución y puesta a disposición judicial de quienes cometan actos terroristas o ilegales.Intensificará la cooperación internacional de carácter bilateral o multilateral para perseguir más eficazmente las distintas estructuras de la acción terrorista y para impedir la existencia de cualquier tipo de impunidad.
Protegerá a las víctimas, las reconocerá una vez más. Y lo hará con la ley de solidaridad que el gobierno se propone enviar a esta Cámara y que había anunciado, como ya conocen sus Señorías.
Pero, tal como les señalaba al principio de mi intervención, un objetivo prioritario de esta comparecencia es, para el Gobierno, tratar de conseguir la unidad y el apoyo de todas, repito, de todas las fuerzas políticas parlamentarias en la lucha de la democracia contra el terrorismo.
[...]
La unidad de todos los partidos democráticos frente a la violencia y el terror supone, al tiempo, dos poderosos mensajes. Supone un mensaje a la sociedad española y otro mensaje a ETA.
Un mensaje desde la política.
Un mensaje desde la política.
A la sociedad española, un mensaje de unidad. Un mensaje de esperanza también. De esperanza en la vida. De esperanza en la libertad. De esperanza en la paz. De esperanza y confianza en sus representantes. De esperanza en que, más temprano que tarde, se acabará imponiendo la racionalidad de la democracia, la lógica de la convivencia, la superioridad de la palabra sobre las armas.
A ETA, un mensaje de firmeza. Firmeza de los partidos democráticos en una idea: su actividad criminal es inútil. Inútil cualquiera que sea el partido que esté en el Gobierno.
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A la sociedad española, un mensaje de unidad. Un mensaje de esperanza también. De esperanza en la vida. De esperanza en la libertad. De esperanza en la paz. De esperanza y confianza en sus representantes. De esperanza en que, más temprano que tarde, se acabará imponiendo la racionalidad de la democracia, la lógica de la convivencia, la superioridad de la palabra sobre las armas.
A ETA, un mensaje de firmeza. Firmeza de los partidos democráticos en una idea: su actividad criminal es inútil. Inútil cualquiera que sea el partido que esté en el Gobierno.
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De acuerdo con ello, me propongo convocar en los próximos días una reunión de la comisión del seguimiento del Pacto Antiterrorista para, junto con el otro firmante de aquel acuerdo, evaluar la situación y debatir las posibilidades y objetivos de este Gran Consenso Democrático contra el Terrorismo si, como espero, esa es su voluntad del principal partido de la oposición.
[...]
Creo que es la hora de abrir paso a un consenso democrático aún más amplio. No de dos partidos, sino a ser posible de todos; no sólo de los representantes de 20 millones de votantes sino de 44 millones de ciudadanos; no sólo de fuerzas políticas, sino también de fuerzas sociales y cívicas".
Extracto de la Intervención del Presidente del Gobierno, en la sesión extraordinaria del Congreso sobre política antiterrorista.
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