19 julio 2007

poderío


Anoche hubo concierto de Björk en Madrid, hubo derroche de voz, de belleza y talento, hubo capacidad de trenzar tecnología y sencillez, de combinar música de viento y duende, de aunar emoción y rave. La carne de gallina en un momento y los pies a dos palmos del suelo en el siguiente. Fue algo más que un espectáculo, fue como abrir, durante 80 minutos, las puertas del sonido futuro. La sensación final, camino de casa era esta: "hay que ser realmente idiota para..."

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