Giddens y el otro sur
Hice esta foto hace unos días, mientras comía un sandwich, disfrutando de un picnic en la cumbre de uno de los acantilados del sur inglés, cerca de Brighton. Recordaba esa imagen mientras leía el artículo de Anthonny Giddens que ha publicado hoy El País, recordaba la sensación de estar sentado en el límite de una nación que contiene muchas cosas que admirar y que ofrece muchas oportunidades para reflexionar.
Cuando se comprueba que los valores y las acciones de la derecha británica siguen anclados en el siglo XIX, cuesta menos comprender porqué al Partido Laborista le bastaba con mantener principos y líneas de actuación propias de los últimos años del siglo XX. Aquí la situación es distinta. El espíritu de la derecha españolista es comparable al de los conservadores ingleses -despreocupación por la libertad, clasismo, nacionalismo de todo a cien y abandono de cualquier aproximación a la igualdad-; pero los comportamientos son radicalmente distintos: el Partido Popular recicló sus tácticas y estrategias siguiendo la estela de los neoconservadores norteamericanos, un reciclaje que no puede llevar cabo la derecha de Gran Bretaña porque, simplemente, ya fue impulsado por Tony Blair en su organización.
El desprecio a la legalidad internacional y a las Naciones Unidas, el apoyo a una guerra inmoral como la de Irak, el continuo despliegue de afiladas mentiras; reflejan la parte visible del iceberg, es la parte que nosotro vemos. Pero hay más. Los servicios sociales no funcionan en Inglaterra, tampoco los transportes, los indicadores de inseguridad, de racismo y de violencia no invitan al optimismo, y la economía ni crece al ritmo deseable, ni lo hace para todas y para todos. Giddens escribe sobre la necesidad de modernizar a la izquierda, pero Inglaterra está "Trainspotting", está dejando escapar el tren.
El nuevo laborismo de Tony está envejeciendo mal. La aplicación del manual de instrucciones de los neoconservadores norteamericanos en el poder mantuvo a Blair en el poder, pero la falta de músculo ideológico del Partido Laborista impidió que Gran Bretaña avanzase en lo económico y en lo social, en el ámbito de la iguladad, de los derechos y libertades.
Pero las cosas siempre pueden ir a mejor. La ciudadanía inglesa ha depositado sus esperanzas en Gordon Brown porque fue capaz de identificar la decadencia del pensamiento débil encarnado por Blair, y porque reconoce tanto la necesidad de que se implanten métodos de actuación limpios y respetuosos, como la urgencia que tiene el Partido Laborista de una verdadera modernización en el campo de las ideas. El camino comienza en su otro sur, en este.
Cuando se comprueba que los valores y las acciones de la derecha británica siguen anclados en el siglo XIX, cuesta menos comprender porqué al Partido Laborista le bastaba con mantener principos y líneas de actuación propias de los últimos años del siglo XX. Aquí la situación es distinta. El espíritu de la derecha españolista es comparable al de los conservadores ingleses -despreocupación por la libertad, clasismo, nacionalismo de todo a cien y abandono de cualquier aproximación a la igualdad-; pero los comportamientos son radicalmente distintos: el Partido Popular recicló sus tácticas y estrategias siguiendo la estela de los neoconservadores norteamericanos, un reciclaje que no puede llevar cabo la derecha de Gran Bretaña porque, simplemente, ya fue impulsado por Tony Blair en su organización.
El desprecio a la legalidad internacional y a las Naciones Unidas, el apoyo a una guerra inmoral como la de Irak, el continuo despliegue de afiladas mentiras; reflejan la parte visible del iceberg, es la parte que nosotro vemos. Pero hay más. Los servicios sociales no funcionan en Inglaterra, tampoco los transportes, los indicadores de inseguridad, de racismo y de violencia no invitan al optimismo, y la economía ni crece al ritmo deseable, ni lo hace para todas y para todos. Giddens escribe sobre la necesidad de modernizar a la izquierda, pero Inglaterra está "Trainspotting", está dejando escapar el tren.
El nuevo laborismo de Tony está envejeciendo mal. La aplicación del manual de instrucciones de los neoconservadores norteamericanos en el poder mantuvo a Blair en el poder, pero la falta de músculo ideológico del Partido Laborista impidió que Gran Bretaña avanzase en lo económico y en lo social, en el ámbito de la iguladad, de los derechos y libertades.
Pero las cosas siempre pueden ir a mejor. La ciudadanía inglesa ha depositado sus esperanzas en Gordon Brown porque fue capaz de identificar la decadencia del pensamiento débil encarnado por Blair, y porque reconoce tanto la necesidad de que se implanten métodos de actuación limpios y respetuosos, como la urgencia que tiene el Partido Laborista de una verdadera modernización en el campo de las ideas. El camino comienza en su otro sur, en este.
3 Comments:
De acuerdo. Es un precio que se paga.
Saludos,
Diego
Acojonante, leía y recomendaba hoy a Giddens, y me asaltaron reflexiones similares.
Tenemos que vernos, Pablo, que ya huele.
Un abrazo
mmmm no lo tengo nada nada claro. coincido contigo (aunque yo amplío el expectro) en que a la izquierda (europea) le falta un músculo ideológico, una minoría-masa crítica y mucho debate... en general falta establecer unos ejes y marcos para el debate. o la izquierda se encuentra y se redefine o no tiene nada que hacer. pero no hay que confundir la modernización con la derechización. la labor es el análisis de la sociedad y de sus necesidades. la visión global y la acción local y global. hay espacio a la izquierda. la redistribución y la justicia social, los derechos (clásicos, y de nueva generación), las protecciones sociales, etc son temas sobre los que reflexionar. el problema es cuando no cambiamos ni actualizamos el discurso y mantenemos uno meramente dieciochesco. la izquierda tiene que recuperar la iniciativa y no simplemente dar tumbos arrastrándose detrás de los acontecimientos o de las acciones neoconservadoras. es necesario volver a ilusionar (que nadie se equivoque, la movilización sólo es fruto del trabajo, la propuesta y la ilusión), merezcámonos de nuevo la confianza de los ciudadanos (hagamos que estos vuelvan a creer en la democracia y en el sistema de partidos para articularse), idenfiquemos nítidamente nuestro proyecto (lo tenemos?)...en fin, me extiendo más de lo que pretendía. sólo decir que no comparto el artículo de Giddens. Sin embargo si comparto la reflexión sobre algunos preciosos paisajes británicos.
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