19 noviembre 2007

el sueño de casandra

Lo mal que sienta atravesar el frío como hice ayer, llegar al cine y salir con la sensación de que ya habías visto esa película antes. Me ocurrió con "El sueño de Casandra", una de W. Allen, director que tengo en mis altares. No conseguí emocionarme en ninguna escena, casi toda la obra parecía un puzzle de viejas piezas que no encajaban.
Lo malo es que me pasó algo parecido dos veces el mismo día. Por la mañana me vi, en cnn+, el discurso íntegro de Mariano Rajoy. Decepcionante, no sólo para mi, cada vez que las cámaras enfocaban al público se notaba que todo el mundo estaba sintiendo lo mismo. Es más, ni siquiera hacía falta verlo, bastaba con escuchar los apalusos del público, unos aplausos como por inercia, sin entusiasmo. Todo, incluyendo al candidato transmitía un cansacio que también había visto antes, hace años, en el Partido Socialista con Joaquín Almunia. Los militantes del Partido Socialista pensaban que era un buen tipo, pero daban por hecho que no podría ganar. Mariano va por el mismo camino.
Escrito mientras escuchaba "Dressed up like Nebraska" de Josh Rouse