14 octubre 2008

Gordon Brown y los Cohen

Es buena la película de los Cohen, siempre lo son. Siempre despliegan talento estético y narrativo y en "Quemar después de leer", especialmente en esta, una enorme capacidad para dirigir actores. Los personajes de los Cohen suelen ser tipos normales, más bien aburridos, como sacadas y sacados de su ambiente, generalmente  la América más profunda, y metidos en situaciones extremas, absurdas, delirantes. Lo que nos hace reir en sus largometrajes, o llorar, o asustarnos, o apiadarnos, es comprobar las dificultades que tenemos todas las personas para desenvolvernos fuera de nuestro hábitat.

Con Gordon Brown pasaba algo parecido, un líder con experiencia, con dominio de todos los resortes del Labour Party, se encontró, de golpe, en el centro de un escenario en el que hasta el momento siempre había hecho buenos papeles de secundario. Hasta que llegó la crisis y empezó a reconocerse a sí mismo en su hábitat, en ese hábitat en el que tantos personajes de la historia inglesa han sabido sacar lo mejor de su país. Como le ocurría a Churchill, Brown da la sensación de que es un tipo destinado a grandes retos, parecía capaz de ahogarse en un vaso de agua, pero sacará a su país de la crisis con coraje, evitará el naufragio. Conozco bien Inglaterra, si hay algo que admiro de ellos ese país es su capacidad de unirse en la adversidad, de salir adelante. Brown es el tipo apropiado. Lo mismo me equivoco, pero creo que es probable que rompa todos los pronósticos y acabe haciendo sombra a Blair en los libros de historia.

Fotograma de "Quemar después de leer"
Escrito mientras escuchaba "No time" de Just Jack

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