12 noviembre 2008

el mandato

La gráfica es de Gallup, (de hace unos días). Las palabras que vienen a continuación son una translation de un artículo escrito por Krugman para el NYT

“Martes 4 de noviembre de 2008 es una fecha cuya fama (el opuesto de infamia) perdurará por siempre. Si la elección de nuestro primer presidente afroamericano no le conmovió, si no le dejó con los ojos llenos de lágrimas y orgulloso de su país, hay algo suyo que no va bien.

Pero, ¿marcará la elección también un punto de cambio en la sustancia real de la política? ¿Puede Barack Obama introducir de verdad una nueva era de políticas progresistas? Sí, puede.

Ahora mismo, muchos comentaristas están instando al Sr. Obama a que piense pequeño. Algunos lo hacen en términos políticos: América, dicen, es todavía un país conservador y los votantes castigarán a los demócratas si van hacia la izquierda. Otros dicen que la crisis financiera y económica no deja sitio para acciones como, por ejemplo, la reforma del sistema sanitario.

Esperamos que el Sr. Obama tenga el buen sentido de ignorar estos consejos.

En lo que se refiere al argumento político: cualquiera que dudara de que hemos vivido una gran realineación política, tendría que mirar lo que ha pasado en el Congreso. Después de las elecciones de 2004, hubo muchas declaraciones que habíamos entrado en una larga y talvez permanente era del dominio republicano. Desde aquel entonces, los demócratas han ganado una victoria tras otra, cosechando por lo menos 12 escaños en el Senado y más de 50 en el Congreso. Tienen ahora mayorías más importantes en ambas cámaras que el Partido Republicano haya alcanzado en su reino de doce años.

Mantengamos también en mente que la elección presidencial de este año era un referéndum claro sobre las filosofías políticas; y la filosofía progresista ha ganado.

Talvez la mejor manera de subrayar la importancia de este hecho es comparar la campaña de este año con lo que ocurrió hace cuatro año. En 2004, el Presidente Bush escondió su agenda real. Se presentó básicamente como el defensor de la nación contra los matrimonios homosexuales terroristas, dejando perplejos a sus partidarios cuando anunció, justo después de las elecciones, que su primera prioridad sería la privatización de la Seguridad Social. Esto no era lo que la gente pensaba que estaba votando y la campaña de privatización se convirtió rápido en una farsa.

Este año, sin embargo, el Sr. Obama se presentó en una plataforma que garantizaba la sanidad y las reducciones fiscales para la clase media, pagadas con impuestos más altos para los ricos.

John McCain denunció a su oponente, tachándole de socialista y de "redistribuidor" pero América votó por él de todos modos. Esto es un mandato de verdad.
¿Qué pasa con el argumento de que la crisis económica hará que una agenda progresista sea demasiado cara?

Pues sin lugar a dudas, luchar contra la crisis costará mucho dinero. Rescatar al sistema financiero requeriría sin duda grandes desembolsos, más allá de los fondos que ya se han distribuido. Y además de todo eso, necesitamos un programa de mayores gastos gubernamentales para apoyar la producción y el empleo. ¿Podría llegar el déficit de los presupuestos federales a 1 trillón de dólares el año que viene? Sí.

Pero los manuales de economía dicen que está bien, es incluso apropiado mantener déficits temporales en economías deprimidas. Uno o dos años de números rojos, aunque añadiera de forma modesta a los gastos en intereses federales en el futuro, no tendrían que servir de barrera a los planes de reforma del sistema sanitario que, aunque se legislaran con urgencia, no tomarían efecto antes de 2011.

Más allá de todo eso, la respuesta a la crisis económica es, en sí misma, una oportunidad para avanzar la agenda progresista.

Ahora, la administración Obama no tiene que emular la costumbre de la administración Bush de convertir todo y cualquier cosa en una defensa de sus políticas favoritas (¿Recesión? La economía necesita ayuda, ¡reduzcamos los impuestos a la gente más rica! ¿Recuperación? Las reducciones fiscales para los ricos funcionan; ¡hagamos unas cuantas más!)

Pero sería justo para la nueva administración que explicara cómo la ideología conservadora, la creencia de que la codicia siempre es buena, ayudó a crear esta crisis. Lo que dijo Roosevelt en sus secundo discurso inaugural: "Siempre hemos sabido que el interés propio descuidado era malo moralmente; sabemos ahora que es también malo económicamente" nunca ha sido tan cierto.

Y ahora resulta que es uno de estos tiempos cuando lo opuesto es también cierto, y las buenas morales son buenas económicamente. Ayudando a los más necesitados en tiempos de crisis con mejores y mayores ayudas a la salud y al desempleo, es la cosa moralmente correcta que hacer; es también una forma mucho más efectiva de estimular la economía que reducir el impuesto sobre las plusvalías. Ofrecer ayuda al estado y a los gobiernos locales enfermos, para que puedan mantener los servicios públicos esenciales, es importante para los que dependen de estos servicios; es también una manera de evitar la destrucción de empleo y limitar la profundidad de la caída de la economía.

Por ello una agenda progresista seria (llamarlo un nuevo New Deal) no sólo es posible económicamente, sino es exactamente lo que la economía necesita.

La conclusión es entonces que Barack Obama no tiene que escuchar a la gente que intenta asustarle a ser un presidente impotente. Tiene el mandato político, tiene las buenas políticas económicas de su lado. Podrían decir que lo único que tiene que hacer es temer el mismo temor”

Posteado mientras escuchaba "Orange sky" de Alexis Murdoch.

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