19 junio 2009

otra letra es posible 1

Hace unos días escribí algo así como "menos explicaciones de la derrota, más naracciones hacia la victoria futura". Hoy quiero comenzar a hablar de esas narraciones y quiero hacerlo marcando los límites del terreno de juego con tres historias...
Siempre se ha considerado que Ronald Reagan fue uno de los Presidentes con más y mejores habilidades en el ámbito de la comunicación política. Se dice de él que fue capaz de dar un giro, que modernizó la retórica, iniciando la era del "Storytelling" que tanto ha sabido desarrollar el propio Obama.
Entre esas historias, esos relatos, siempre destacará una ficción: "la reina del bienestar que conduce un Cadillac", una mujer de Chicago que según traduzco literalmente un discurso de Reagan tenía "ochenta nombres, treinta direcciones, doce tarjetas de la Seguridad Social, seguro médico público, pensiones de veteranos de cuatro maridos fallecidos que inexistentes, ayudas de la Seguridad Social, cupones de alimentos y recibiendo prestaciones sociales de cada uno de sus nombres".
Esas son las palabras que más daño han hecho -y siguen haciendo- al Estado del Bienestar, es un relato que lleva el compromiso y la atención ciudadana de la solidaridad social al egoismo, abriendo la puerta al neoliberalismo, a los recortes sociales.
En la campaña de las elecciones gallegas -y en la de las europeas- el Partido Popular generó y repitió hasta la saciedad, dos relatos muy parecidos entre sí y que comparten con el de Reagan, el mismo "verbo en D", -la "D" de despilfarro- aunque se diferencian en el sujeto y en el resto del predicado. Esos relatos son "el coche de Touriño" y el "Falcon de Zapatero". La modificación en los elementos del relato no es casual, ya que su destino es desalentar, desconectar a los votantes progresistas, más que activar a los conservadores como en el primer caso. Son narraciones tan poco casuales como la secuencia de su publicación, tanto en el manejo de los tiempos, como en el propio medio en que fue lanzada y gestionada, el ABC en las dos ocasiones.
Ese es el terreno de juego que propone la derecha y siempre que las ciudadanas y ciudadanos progresistas salgamos a jugar ahí, perderemos. Arenas movedizas: desde que pisas, cuanto más te mueves, más te hunces.
Perderemos si jugamos en ese campo, porque al hacerlo amplificamos su marco -como diría Lakoff-. Debemos por lo tanto dirigir todo nuestro esfuerzo y todo nuestro talento, a generar nuevos marcos que, sin reiterar los del adversario, puedan llegar a vencerlos.
Juntas y juntos, en la red, en las cafeterías de las universidades, en las agrupaciones, en los despachos, debemos ir dando forma a nuevos relatos, a nuevas narraciones. Pongamos en marcha nuestra imaginación. Desenfudemos nuestros libros. Otra letra es posible. Y necesaria, por cierto. Necesaria.



Imagen del post: "calor y asfalto, el otro día"

Posteado mientras escuchaba a Lisa Hannigan -que me tiene loco-, cantando "Lille"

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