puesta en escena
Escribió Maquiavelo que el camino hacia la victoria comienza por hacerse invencible. Algunos entrenadores de fútbol interpretan ese principio tratando de levantar un muro frente a su portería, otros intentan delimitar el juego en el terreno del adversario.
Confiar en el tiempo -a la espera de la oportunidad de desarrollar un contra-ataque-, o confiar en el espacio, en la ocupación y los movimientos, en la circulación. Ninguna de las dos escuelas garantiza la victoria, pero la segunda genera más intensidad y continuidad emocional a los espectadores, y el fútbol también es espectáculo. El mayor espectáculo del mundo...
Confiar en el tiempo -a la espera de la oportunidad de desarrollar un contra-ataque-, o confiar en el espacio, en la ocupación y los movimientos, en la circulación. Ninguna de las dos escuelas garantiza la victoria, pero la segunda genera más intensidad y continuidad emocional a los espectadores, y el fútbol también es espectáculo. El mayor espectáculo del mundo...
Por eso el primer partido de este Real Madrid ha sido -con todas las letras- una puesta en escena. Y puede decirse que los nervios, las imprecisiones, los desajustes defensivos que vimos ayer en el Bernabéu son el reflejo de la ansiedad. El lógico peso que sintieron sobre sus hombros todos los jugadores que han generado la mayor expectativa deportiva que al menos yo recuerdo.
Más allá del resultado -que en mi opinión fue corto-, y de la calidad deportiva del encuentro -que tuvo un par de ráfagas de muy buen juego y un buen ramillete de detalles-, la jornada de ayer sirve para intuir algunos de los principales rasgos de personalidad del Real Madrid de este año, los patrones de comportamiento: hay voluntad de dominio y jugadores para lograrlo, una mezcla a partes iguales de solidaridad y talento, y, también, un margen de mejora imposible de calcular.
Cada aficionado encontrará su jugador favorito y podrá justificar sus preferencias sin esforzarse. Del tesón discreto de Lass a la deslumbrante potencia de Cristiano Ronaldo, los roles se han asignado con la misma claridad tanto dentro como fuera del campo. Fútbol y goles para todos los públicos. Hay algo más que esperanza en el madridismo, hay ilusión. Será un buen año. ¿Mi apuesta? El 8.
Más allá del resultado -que en mi opinión fue corto-, y de la calidad deportiva del encuentro -que tuvo un par de ráfagas de muy buen juego y un buen ramillete de detalles-, la jornada de ayer sirve para intuir algunos de los principales rasgos de personalidad del Real Madrid de este año, los patrones de comportamiento: hay voluntad de dominio y jugadores para lograrlo, una mezcla a partes iguales de solidaridad y talento, y, también, un margen de mejora imposible de calcular.
Cada aficionado encontrará su jugador favorito y podrá justificar sus preferencias sin esforzarse. Del tesón discreto de Lass a la deslumbrante potencia de Cristiano Ronaldo, los roles se han asignado con la misma claridad tanto dentro como fuera del campo. Fútbol y goles para todos los públicos. Hay algo más que esperanza en el madridismo, hay ilusión. Será un buen año. ¿Mi apuesta? El 8.
Posteado mientras escuchaba "So here we are" de los Bloc Party.
Etiquetas: Real madrid
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