21 septiembre 2009

el murmullo


En cada minuto de nuestra vida elegimos nuestro nivel de exigencia. Algunas veces tomamos a partir del lugar y del momento, otras teniendo en cuenta al adversario. Habrá quien piense que el Real Madrid supo solventar con éxito el trámite ante el Xerez. 5 goles. Yo prefiero contarme entre quienes piensan que el nivel de exigencia debe marcarselo uno mismo en función de sus propias capcidades. Por eso no disfruté con la victoria, y tan sólo celebré el tanto de V. Nistelroy.

Durante los próximos días se hablará de la ausencia de Xabi Alonso, y la prensa tratará de abrir el debate de si el Real Madrid tiene o no tiene depedencia de él. Pero, con independencia de que Gago no esté a la altura del equipo titular, lo que no puede discutirse es que el equipo no salió enchufado. Y eso en la grada se nota. Y es pronto. Y es un error.

Lo más valioso que tiene el madridismo es la ilusión, una ilusión que se acrecienta y se escapa por murmullos. La acústica del Bernabeu, es lo que tiene: tan fácil es percibir como se expande, como se alimenta el entusiasmo con cada zancada inspirada de Cristiano Ronaldo -evocando aquel murmullo atronador de las contras del Ronaldo brasileño hace ya algunos años-; como escuchar, entre el barullo de comentarios descreidos y desencatados, como caen las pipas al suelo con la misma indolencia dolencia con la que saltaron al campo algunos de los jugadores.


Posteado mientras escuchaba "The last trick" de Anja Garbarek
Imagen del post: zancada

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