17 octubre 2009

costuras

Los tiempos y los plazos pueden ser diferentes, como hoy. Un partido, dos partes, tres encuentros. En el primero, verticalidad y fluidez, buen fútbol, incluso algo superior a lo esperado por una afición que veía en la jornada de hoy un trámite, y que llegó al campo pensando que la ausencia de Cristiano Ronaldo se notaría. Si al principio no fue así, fue porque andaba Raul sacando tajada, mientras los de Pucela no terminaban de acostumbrarse a la escala del estadio. Y cuando hay miedo escénico, ya se sabe... el capitán blanco suele ser el asesino en serie. 2 más en 711 partidos.

Pero marcó el Valladolid, de falta y por la escuadra, y además en su primer disparo. Bastó con eso para que saltasen las costuras emocionales de los de Pellegrini, un equipo que todavía no alcanza a pisar con fuerza el cesped. Y el once se partió en dos, fue más impreciso, incluso Lass, por primera vez, desapareció en el combate. Logro reivindicarse Marcelo con un buen gol, de los de coraje y autoestima, al filo del descanso. Pero el Valladolid volvió a recortar distancia en el segundo periodo.

Hasta el minuto 70. Bastó con que el 8 saltase a calentar para que las aguas volviesen a su cauce. Sólo su presencia en el cesped, amplifica al equipo. A su lado, todos los demás se sienten mejores. Su argumento es el de la autoridad. Con todo, para mi -junto a Raúl- el mejor de la noche fue Xabi Alonso. Su pase del cuarto gol, está a la altura del remate de Higuaín. Igual de frío, igual de inteligente. Igual de demoledor.

Posteado mientras escuchaba "Kiss Kiss" de Parov Stelar

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