15 marzo 2010

miradores


Cuando se te casa un ser querido, todo es contener el aire, como antes de soplar las velas, ya sabes.

Desde el torreón de Carmona, aire para prolongar el deseo de una felicidad que no puede regalarse, que ha de conquistarse, siempre, desde todas las mejores versiones de uno mismo, hasta el último de los ángulos posibles. Más allá del 13 de marzo, como el aire entre los olivos. Suerte.