21 febrero 2011

el don y la mordaza

Yo insisto pero nada. Nadie me cree. Y mira que se lo he dicho a gente. En mi vida anterior fui mujer y cantaba jazz, negra en Nueva Orleans y tal. El sobrepeso, la noche y las costuras en el corazón, me impidieron alcanzar el estrellato, aunque hubo varias noches en las que toqué el cielo con la punta de los dedos.

De todas formas, poco importa. Ya no tengo el dón. Y todo lo que puedo hacer es escuchar y escuchar. Por no cantar, ni en la ducha. Como mucho, mover la boca si voy en el metro y la canción lo merece.

Si pudiera, si yo pudiera retomar todo aquello, si fuera posible... haría algo parecido a esto -quizá un pelín más electrónico-, y todo lo demás me daría igual.