16 enero 2012

Los peligros de la obediencia -2-

"La seducción de la mera inercia es siempre poderosa: nos permite, en efecto, trazar la pequeña senda de nuestra existencia sin que nos sintamos amenazados por ningún desastre inminente. Nos ahorra la molesta tarea de someter a examen hábitos que siempre resulta peligroso analizar, y a veces, doloroso eliminar.

Con todo, no hay duda de que el precio de la inercia es, a la larga, la pérdida del sentido cívico entre la multitud.

Quienes ante determinada injusticia insisten en negar su parte de responsabilidad, pierden tarde o temprano toda capacidad de sentirse ofendidos por cualquier injusticia.

La tiranía no desea base más sólida que el letargo de la conciencia ciudadana; la autocracia nace de la seguridad de que no habrá sublevación contra la injusticia [...]

Sólo una ciudadanía vigilante de los confines de legitimidad de la acción del poder, podrá aspirar a la libertad. Los injustos se imponen porque nunca ceden a la inercia".

Palabras de Harold Laski en "Los peligros de la obediencia"