29 agosto 2012

El verano sin hombres / Siri Hustvedt.

Después de "Persuasión" de Jane Austen, llegó "El verano sin hombres" de Siri Hustvedt. Paso porque sí y fue como un desafío estadístico: el segundo libro reflexionaba sobre el primero, profundizaba en él. Hablaba de cómo el final se diluye entre pocas palabras -cosa que por cierto se da en todas sus novelas-. Lo importante había ocurrido ya. Estaba escrito. 

Hustvedt 1: "El desenlace es rápido. Lo que importa es el proceso [...] Austen sabe que ellos ya estaban casados espiritualmente y había sufrido el vació de la separación durante largos años". 

"Matrimonio espiritual" - unión de almas. A partir de esa intuición, la segunda escritora desarrolla muchísimos años más tarde, una historia completamente distinta -porque no hay separación igual a otra-. Y, sin embargo, conectada -porque todas las separaciones se parecen-. 

Hustvedt 2: "...Todos somos personajes cómicos, bufones ridículos que avanzamos a trompicones por la vida, dejando todo tipo de desaguisados a nuestro paso, pero si miramos más de cerca, lo ridículo se transforma de pronto en sórdido, trágico o, simplemente, triste. No importa si sobrevives en un pueblo provinciano o paseas por los Campos Elíseos".