11 octubre 2012

generación perdida

Hubo gente que pasó por esto antes que nosotros. Y que además supieron contarlo. Y fueron llamados como podría acabar llamándose a la juventud de nuestro país: "la generación perdida". Así fue como calificó el mecánico de un taller a Fitzgerald, Hemingway y Gertrude Stein. 

Hubo toda una generación de escritores que atravesó la Gran Depresión. Y conviene leerlos, creo. Sobre todo las obras anteriores a 1929, aquellas en las que de un modo u otro puede verse que antes de que la crisis llegue al mercado de valores, llega la crisis de valores a la sociedad.

Aquí hemos pasado por eso, ya sabes. Fascinación por el dinero fácil, desprecio por el esfuerzo. Culto al pelotazo, menosprecio a la solidaridad, a la cultura, al valor de la palabra. Pasamos por aquello. Y la verdad es que callamos las más de las veces.

Y quizá merezca la pena reflexionar sobre aquella crisis previa, la de los valores. Repasar para aprender. No sea que, absurdamente, quede alguien pensando que la crisis económica terminará cuando consigamos llegar después de tanto desierto a algo parecido a lo que fue el día anterior al crack, o crash, o catacrack.

Nuestro país sigue atravesando una crisis económica, que cada vez es más una crisis de derechos, y que además también es cada vez más una crisis de autoestima. Depresión en el sentido más entero del término. Debe ser porque a lo mejor hay algo que martillea, lo de los valores, puede. Ojalá fuese así, ojalá que el tiempo no vea nunca una generación perdida.