31 diciembre 2011

declaración de intenciones

Haciendo números, calculo que habré escrito a lo largo de los últimos cinco años algo más de un millón de palabras. Es ahora cuando comienzo a sentirme preparado. Ya va siendo hora de contar una historia. He ido reuniendo algunas, pero se por cuál quiero empezar.

Desconozco cuánto tiempo me llevará, es posible que no antes de 2013, pero cada vez me inquieta menos. Fuera presiones. Quiero hacer un buen trabajo. Más que cualquier otro empeño, me guía el deseo de acompañar a los demás, a quienes cogen el metro conmigo por la mañana y van leyendo.

Al final se trata de eso: los tiempos pueden ser peores o mejores, los trayectos más lentos o más veloces, pero ocurra lo que ocurra, siempre son necesarias las historias para desenvolvernos en el viaje que es la vida.

Tejemos o tomamos prestados relatos para poder acceder a nuevos lugares, a los demás y a nosotros mismos, primero para entendernos, luego para comprendernos, después ya se verá.

También para tratar de contenernos, a ver si así llegamos a creernos nuestras propias mentiras y tiramos hacia delante, dejando lo que dejemos atrás, después ya se verá.

Hay más, claro. Es lo humano, en cualquiera de nosotros hay de todo, y quiero escribir para reivindicarlo.

27 diciembre 2011

Cartarescu


"Lo que aquí intento hacer es lo único que puedo hacer.

Me aferro ahora, como a una última brizna de esperanza, a la idea de que tal vez consiga curarme a través de la escritura [...]

Si la escritura es, como dicen, una terapia, si puede curar, debería poder hacerlo ahora.

Voy a emborronar una página tras otra, voy a utilizar las hojas como vendas impregnadas no de tinta, sino de lo que mi vieja herida supura.

Quizá así, finalmente, [...] me vaya vaciando de veneno".

Palabras de Mircea Cartarescu en "Lulu".


Paolo Nutini, en acción.

19 diciembre 2011

será entonces

A veces la vida se encarga de enseñarnos que tiene que faltarnos algo, o que tiene que faltarnos alguien, para que nos demos cuenta de su valor.

Ocurrirá con Zapatero. Abriéndose paso por entre lo cotidiano, como sólo puede extenderse lo que llena, inevitablemente, crecerá en la memoria. Está escrito.

Cada día, habrá que defender cada conquista. Hoy todavía todo está, aunque nada esté garantizado para siempre.

Cada paso habrá que darlo sin tenerle como pararayos. Pararayos del rencor y la grosería humana, de la grosería económica, de la grosería política y social.

No sólo al verle o escucharle, más de una vez podrá sentirse el peso de la generosidad hecha silencio. Será entonces.

Entonces, quienes le negaron, tendrán que reconocer que nadie arriesgó más de sí mismo para domar a la adversidad, y que nadie como él defendió lo que no puede tener dueño, lo que también es tuyo.

Quienes le culparon, tendrán que ver a los verdaderos culpables mejor armados.

Y quienes le seguimos, tendremos que preguntarnos si llegó a existir la posibilidad de hacer más de lo que hicimos.

15 diciembre 2011

whitman



Empecé con Whitman en septiembre, tarde como todos, porque las mejores cosas siempre se descubren demasiado tarde. Ley de vida. Desde entonces hasta ahora que es diciembre, encontré refugio para unos meses que resultaron bastante duros y algo tormentosos tormentosos. Y disfruté, vaya si lo hice, con cada poema. Uno por uno. Hasta leerlos todos.


Ese placer terminó. Pero le suceden dos: rememorar y compartir. Releer y compartir aquí, en una pequeñas dosis, algunos versos con onda expansiva. Empecemos:

"Las palabras de los verdaderos poemas te dan más que poemas. / Te dan con qué formar, por ti mismo, poemas, religiones, política, guerra, paz, conducta, historias, ensayos, vida cotidiana y todo lo demás. / Equilibran rangos, colores, razas, credos y sexos; / no buscan la belleza; son buscadas. / Tocándolas eternamente, o muy cerca de ellas, marcha la belleza, anhelante, dispuesta, enferma de amor.

Nos preparan para la muerte aunque no son el final, sino más bien el principio. / No llevan a nadie, hombre o mujer, a su término ni a su satisfacción ni a su plenitud; / aquellos a quienes eligen los llevan por los espacios para que contemplen el nacimiento de las estrellas, para que aprendan uno de los significados, / para que se lancen con fe absoluta, para que se deslicen por los anillos incesantes y nunca vuelvan a reposar".


10 diciembre 2011

materiales


Para bien y para mal construimos la realidad a golpe de palabras. Si, si, también para mal, porque las jaulas más íntimas del ser humano están hechas con los materiales del lenguaje, incluido el miedo que sabe como nadie juntar letras y levantar barrotes, encadenar frases y encarcelar sueños.



07 diciembre 2011

en la senda IV -final-

"Aquella noche, tendido junto a ella en la estrecha cama, el comenzó a hablarle. No fue una conversación, sino un monólogo. El hombre fijó la mirada en el techo y procedió a describir el cuerpo de ella parte por parte. Empezó por sus cabellos, y siguió por la frente. Describió sus cejas, sus ojos, su nariz, su boca y su barbilla. Sin mirarla siquiera, fue descendiendo lenta y meticulosamente por su cuerpo, recordando detalles tales que a la mujer le pareció que ya no le pertenecía. Y aunque deseaba el contacto de sus dedos, no se lo pidió, porque el sonido de su voz en aquella habitación oscura la llenaba de un placer y una expectación tan intensos que temía el momento en que cesara"


Palabras de Siri Hustvedt en "El hechizo de Lily Dahl"

03 diciembre 2011

en la senda III

"¿Qué haría si las cosas salían mal? ¿Cómo actuaría si perdía? Lo extraño no era que pudiera imaginar esa posibilidad, sino que pudiera hacerlo con tal indiferencia y distanciamiento, con tan poco dolor interno.


Era como si en realidad no tomara parte en lo que estaba a punto de sucederle. Y si ya no estaba implicado en su propio destino, ¿dónde estaba, entonces? ¿Y qué había sido de él? [...]


Ahora que necesitaba encontrarse a sí mismo de nuevo ya no había nada a lo que agarrarse. De pronto se sintió muerto por dentro, como si todos sus sentimientos se hubierean agotado. Deseaba sentir miedo, pero ni siquiera el desastre podía aterrorizarle."



Palabras de Auster en "La música del azar"