28 mayo 2007

El nuevo mapa

La victoria de la derecha en Madrid es la derrota del Partido Popular en España. Merece la pena reflexionar sobre el impacto electoral que ha tenido un importante eje de la política en nuestro país: el debate territorial.

Ver a Rajoy, Aguirre y Gallardón en el balcón de la calle Génova, de nuevo entre banderas, es observar al nacionalismo españolista de la derecha. Pero analizar los resultados electorales en Galicia, Euskadi, Cataluña, Navarra, Baleares y Canarias, nos sitúa ante la respuesta ciudadana a los usos fachas de nuestra bandera en esas comunidades.

Convertirse en la cuarta fuerza política en Cataluña no es un hecho menor, tampoco lo es perder Vitoria, Baleares y Navarra, o que el Partido Socialista vaya a gobernar en las cuatro capitales gallegas y en Vigo... Hoy se puede llegar del Atlántico al Mediterráneo, o de Tarifa a los Pirineos, sin pisar una región gobernada por el Partido Popular.

Esta derecha, que es una derecha españolista, ofrece un proyecto político en el que no tiene cabida la pluralidad, la diversidad de nuestro Estado. Por eso su proyecto funciona en el centro pero descarrila –con la excepción valenciana- en la periferia. No, no es España lo que se rompe, es otra cosa: se está rompiendo el Partido Popular en España.

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