11 octubre 2007

la despedida es ahora



La ciencia ha demostrado que, cuando perdemos una parte de nuestro cuerpo, el cerebro se encarga de volver a estructurar sus conexiones para desarrollar o crear nuevas habilidades.

La vida nos enseña que, cuando perdemos a una persona a la que queríamos, tenemos que reaprender a vivir. Cuesta adaptarse, sin cercanía, sin pequeños ritos, sin la suma de silencios, risas y pequeñas cosas. Sin el olor. Y sin embargo ocurre, siempre. Tarde o temprano llega la mañana, la taza de café en el microondas, buscar la cucharilla y descubrir que el peso ya no está, que no acabó bien pero que comienza un nuevo día. Azúcar. Sonreír para uno mismo, como avergonzándonos de todo lo estéril que había en aquella tristeza. Encender un cigarro, y sin abrir la boca, sin nadie que nos escuche, decir “adiós, no te me fuiste entonces, te me vas ahora”. Primer sorbo.


Ilustración del post: detalle de "windflower" de Waterhouse

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