19 mayo 2008

nuestra revolución


Leí hace unos días "Nuestra revolución", un buen post de Fernando Berlín: "Vivimos un tiempo de transformaciones gigantes [...] Un 13-M no muy lejano, nuestro país vió caer un gobierno tras un mensaje que terminaba con un Pásalo. Un simple mensaje de 160 caracteres marcó la agenda de los medios de comunicación más importantes del mundo y contribuyó a girar el curso del país. Esa también podría considerarse una revolución y, aún con todo, es todavía más grande que eso. Fue una revolución sí, pero una sóla mota de polvo si lo colocamos frente al fenómeno de la globalización, Internet, los blogs, la red participativa, los mundos virtuales, los móviles, twitter, las redes sociales, o el vídeo en la red".

Es cierto. Este es un periodo apasionante. Tarde o temprano, entre todas y todos, tendremos que que verbalizar el relato que compartimos. Si no lo hacemos nosotros lo harán otros. Tarde o temprano contaremos que hubo un tiempo en que sentimos que era necesario hacer algo, no sólo por cada uno de nosotros, no sólo por todos, sino, simplemente, porque había que hacerlo. Fue entonces, al exteriorizarlo, cuando interiorizamos que el poder se ejerce generacionalmente. Pero el tiempo sigue siendo este.

En ese relato coral, en ese caleidoscopio por escribir, podrá intuirse algo más importante que lo que vivimos, el mundo al que dimos vida. En "Los bárbaros", el ensayo de Alessandro Baricco, encontré este fin de semana unas palabras capaces de reflejar la escala de las transformaciones de este momento histórico:

"Podría ser, soy consciente de ello, el normal duelo entre generaciones, los viejos que se resisten a la invasión de los más jóvenes, el poder constituido que defiende sus posiciones acusando de bárbaros a las fuerzas emergentes, y todas esas cosas que siempre han ocurrido y que ya hemos visto mil veces. Pero esta vez parece distinto. Es tan profundo este duelo, que parece distinto. Por regla general, se lucha para controlar los puntos estratégicos del mapa. Pero aquí, de una forma más radical, parece que los agresores están haciendo algo mucho más profundo: están cambiando el mapa. Tal vez ya lo han cambiado. Debió de suceder esto mismo en aquellos benditos años en que, por ejemplo, nació la Ilustración, o en los días en que el mundo entero se descubrió, de repente, romántico. No se trataba de movimientos de tropas ni tampoco de hijos que asesinaran a sus padres. Eran mutantes que sustituían un paisaje por otro, y que allí fundaban su hábitat".
Fotograma de "Band a part" de Godard
Escrito mientras escuchaba "Me gustas tú"de Manu Chao

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