silencio
No es cierto
que seamos dueños de nuestros silencios,
son los silencios,
quienes se van apoderando de nosotros.
Pensaba en ello la otra anoche,
primera de otoño.
Pensaba en que nada crece como un silencio,
es el sonido de un eclipse sin retorno.
Quizá lo único que contenga el punto y final,
probablemente.
Y, sin embargo,
incluso entoces,
precisamente entonces,
entre el arrullo de los árboles
y una cerilla que se enciende,
vienen la risa y la piel,
y, también,
como si fuera un amor,
esta esperanza demencial
que ni siquiera necesita
de una palabra para respirar.
Fotograma de "El eclipse" de Antonioni.
Escrito mientras escuchaba "Fast car" de Tracy Chapman
Etiquetas: vida
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