16 marzo 2009

el susurro de los electroduendes

Hace ya bastantes años, mi padre me regaló uno de esos globos terráqueos que tienen luz dentro. Anoche al mirarlo, pensaba en cuanto ha cambiado el mundo en que hemos crecido. La Unión Soviética, como Yugoslavia, como Checoslovaquia, ya no existe. Y la lista sigue. Sin embargo, parece que la envergadura de los cambios que están por llegar es mayor que todo lo que hemos visto hasta ahora.

Hubo un tiempo en el que el Mediterráneo era el mar central, después tomo el relevo el oceano Atlántico, y ahora todo indica que el escenario se traslada al Pacífico. Mi generación tendrá, como decían en la "Bola de cristal" que "desparender cómo se deshacen las cosas". Todo es cambio, siempre fue así, es cierto, pero nunca fueron tan rápidas las transformaciones como ahora.

Pensando en el nuevo mundo, en este planeta que hoy está en crisis económica, demográfica y medio ambiental, me atreví a soñar que desaprendiamos algunas lecciones, que de algún modo lográbamos hacer de nuestra vida una forma de vivir más sensata, más sostenible, menos materialista. Estaría bien. Estaría bien no ya aprender a vivir con lo necesario sino, al menos, ser capaces de comprender lo que verdaderamente necesitamos. Sería un buen principio. Sería un buen final.



Escrito mientras escuchaba "The last trick" de Anja Garbarek

Etiquetas: