28 noviembre 2009

friday night

No podía ser de otra manera. Sabía que en cada fiesta se oculta un momento así. Lo sabía, y sin embargo, volvió a asaltarme como una ráfaga justo cuando la guardia estaba baja y eran ya casi las seis de la madrugada. Todo iba bien. Las risas se había ido acumulando como los botes de cerveza sobre la mesa, y las frases ingeniosas ya no encontraban sitio ni en los ceniceros desbordados. Gente de todo tipo, desde una mujer que vive de tocar el cello, hasta directores, asesores, titiriteros, y el replicante del sexo. Fantástico. Y Christian. Y Rómulo.

A eso de las cuatro sonó el timbre en casa de Marta, pensamos que era el vecino, para quejarse, sospechábamos. Al final, el irlandés acabó sumandose con un par de botellas más. Welcome to Tijuana. Debió de ser un rato después, de que un puñado de crías viesen desde la calle las luces de discoteca que habíamos comprado para aquella noche, y llamasen por el portero automático. Completamente desconocidas. Madrid, es lo que tiene. Bienvenidas hijas del rock & roll.

Pincho un poquito de música. Mientras tanto hablo con VGL sobre garbanzos y Fred Astaire. Me siento en el sofá y se acerca un gato. Me lo presentaron cuando llegué, se llamaba Picaporte. Ha pasado tanto tiempo desde entonces ¿Cómo estás? Salta sobre mí. Primera caricia. Otra. Una más. Con cada gesto se que me estoy deshaciendo de algo. No es tanto como un adiós en la mano. Aunque más despacio es más bien la sensación de echar a volar un avión de papel. ¿Hacia dónde? En realidad la cuestión va por otro lado. Lo asombroso es la carga de esperanza que concentramos en el segundo anterior al vuelo. Quizá por eso sean más las recaídas que las caídas. Hay tanto de todo eso en la vida.

SMS: ¿estás lejos?. Volando voy. Asensio, eres el perro inmortal. Sonrisa cómplice. Nadie te había visto. Pero ahí sigues. Suena Nicola Conte: "Kind of sunshine". Exactamente, eso, una forma de amanecer...

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