13 abril 2007

dame una palabra y moveré el mundo


Con cierta frecuencia recuerdo una pregunta que planteó un crítico de arte: ¿si todos los museos del mundo ardieran al mismo tiempo, qué cuadro salvarías? Fue él mismo quien dio la respuesta: “el fuego, porque fuego es la pintura”.

El fuego. “Todos los fuegos el fuego”. También el fuego de “Fahrenheit 451”, el libro de Bradbury o la película de Truffaut, quizá el mejor final que jamás haya visto. Todos los fuegos el fuego. También el que brota entre las preguntas que contienen nuevas preguntas: ¿y si todos los libros, y si todos los diccionarios del mundo ardiesen al mismo tiempo, qué término salvarías?

Salvaría la “palabra”. Salvaría lo que no dijiste. Como todas las tardes, había servilletas de papel en la cafetería y seguro que alguien cerca con un bolígrafo, pero no escribiste. Eso es lo que salvaría del fuego aunque me abrasara. Salvaría lo que no terminaste de pensar, lo que no acabaste de sentir.

Hay que hacer algo. Hacer algo cada día. No porque tenga utilidad sino precisamente por lo contrario, porque vivir como en una caja de herramientas no es vivir. Escribir es vivir lo que no se ha escrito, pero eso ya lo sabes… Tu ya sabes lo que es sentir ese vértigo en la punta de los dedos, por eso te recuerdaré escribiendo como un nenúfar en medio del fuego. Hazte un blog.

Etiquetas: ,