29 agosto 2007

la nueva musa


Buscar un cuaderno, elegir entre centenares de tipos de papel. El grosor, el color, el olor, y tambien el tacto. Especialmente el tacto. Buscar con la certeza de que desilzare la mano, a veces con buen rtimo, otras febrilmente, y tambien posarla, detenarla a la espera de la palabra impuntual.

Escribir tambien es acariciar un cuerpo que surge, que va brotando mas de la mirada que de la tinta, mas de cuando en el silencio la semilla. Es la cintura y el pelo, la brevedad, una sonrisa, el brillo de unos labios. La conversacion improbable, el beso imposible. Y los ojos; Que se me escapa la vida ya lo se, que hay punzada en esa fuga, en las manos, en los gestos...; y sin embargo escribir. Escribir como para echar las redes con la remota esperanza de que algo quede aunque apenas sea una mancha negra sobre blanco. Escribir como por valentia, por un heroismo sin ruido, sin testigos, un desafio intimo, secreto. No por nada, por nada util sino al contrario. Es mas bien una renidicion ante lo que hay de prescindible en la fugacidad, en tu presencia, en este dia de agosto y en la vida. En todas las vidas. Escribir por escribir por el placer de buscar entre los resquicios de una caligrafia prohibida, perdida, imprecisa, marchita, ingravida, sutil, quebrada, delicada, desconocida, deseada, perseguida, inacabada.

Escribir para fracasar, para volver a errar en el calculo y otra pobre aproximacion a las leyes astronomicas no descubiertas, a los trazos de las orbitas menos sospechadas. Transitar a la sombra de los pliegues de las dimensiones ignoradas. Algo asi, supongo. Una suerte de inercias ciclicas, de rizos, de espirales, como ahora sobre tus hombros, ante los multiples matices de una piel, de una perfumada constelacion de estrellas y lunares.

Dejame que te mire ahora que no te sabes observada. Dejame sin resguardo, al amparo de una nueva geometria ahora que hasta la lluvia suspenidad sobre si misma porque tu respiras y el naufragio es dulce. Robame, toma todo el aliento que necesito y respira. Sonrie sin saber quien soy, sin llegar a mirarme, sin atreverte a pensar que poblare tu otra desnudez. Acerca la mano a la pulsera antigua y juega, despierta otro millar e destellos y ocasos, de luciernagas y eclipses. Deshilacha con la punta de los dedos este aire; Enhebra la llegada de un tiempo venidero, cercano, inevitable. Todo el pasado al pasado y el futuro por estrenar. Sin mapas, sin brujulas, sin tierra posible a la vista. Solo la plata de tus pendientes baliando sobre una almohada de alquiler. Ocurrira. Lo sabes.

Podria ser ahora, si. Eleva la mirada. Comienza de la mejor manera: pideme fuego. Exactamente asi, diciendo adios a todos los miedos.

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25 agosto 2007

catografia intima

Los primeros cartografos dieron cabida a los mitos en sus mapas, a bestias imposibles dispuestas a devorar ambiciones y tripulantes. Pero esta ya es la era del GPS, de las guias de viaje, del google map y, sin embargo, no todas las sombras son destierros. Seguimos tejiendo cartografias intimas, fracciones de tiempo que no caeran en el olvido, que seguiran anclandonos a nuestras propias huellas.
Procuro elegir un lugar en cada ciudad, un espacio destinado a los rincones de mi memoria. De Estocolmo sera esta plaza circular, escondida, silenciosa, excepto el agua que se deja caer bajo la escultura. La belleza de un cuerpo ajeno al tiempo. No necesita elevarse mas, no hace falta, puede disfrutar de las estrellas.

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23 agosto 2007

las otras puertas


Menos de dos metros cuadrados tienen la culpa. Por eso estoy en Oslo, porque desde que era un crio decidi que veria el grito de Munch frente a frente, cara a cara. Los libros no bastan para ver arte, se pierde demasiado en la fotografia, por muy buena que sea. Es la velocidad de la pincelada, la libertad en el trazo, no se... algo cercano a la respiracion del cuadro.


Subir ayer las escaleras de la Galeria Nacional era como acercarse a la confirmacion de un deseo primitivo, entrar en la sala... no encontrare nunca las palabras. Demasiado intimo.


Estaba alli porque mis padres compraron un libro, un libro que alguien vendio, que otros transportaron, publicaron, encuadernaron, escribieron... El resultado de lo improbable elevado al cubo.


Que verdad es que los los libros son como puertas que abren otras puertas, y que, por eso, al caer la tarde entre en el parque de Vigeland, un escultor que desconocia, un creador poderoso, humano hasta estremecerte, hasta reconciliarte con el destino.


Hoy, en la libreria del Museo Munch, compre dos libros: Munch para mi padres, Vigeland para los hijos que todavia no he tenido.


Y ahora, Estocolmo.


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21 agosto 2007

presencias

Hubo un tiempo en que Cortazar, el escritor de Paris y Buenos Aires, se acercaba diariamente a la plaza de este minusculo y remoto pueblo, Saignon. Como ayer, en verano. Como ayer, cafe con leche. Como ayer, la presencia de lo fantastico mas alla del ruido y la palabra, mas aca del sonido y tiempo, entre lo aereo y acuatico.

De todos los misterios, el tiempo. No el ritmo sino el tiempo. Vivir y envejecer, erosionarse, marchitarse. Aunque la vida y el crecimiento, se puede sembrar la busqueda hasta en la contemplacion. Como tu elijas, pero elige.

Tengo unas ganas terribles de comer salmon, me voy a Oslo. Ya hablaremos.

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20 agosto 2007

espejito, espejito


Las ruinas que puedes ver en la parte de atras de esta fotografia son los restos del castillo medieval -y posterior palacio renacentista- de Tour d'aigues. Ayer se celebro un mercadillo de antiguedades, algo bastante comun por esta zona.

Es curioso, con este tipo de edificios los poderosos tambien pretendian comprar posteridad, futuro. Hoy muchos buscan hacerse con el noble pasado que no tuvieron en este tipo de ferias o en locales mas respetables. Es poca pero valiosa la gente que se siente orgullosa de sus raices.

Pensaba en ello hasta que me fije en el espejo... espejito, espejito... tambien hay gente que necesita de secretos arquitectos para trenzar su cronica intima. Nada que ver con el pasado o con el futuro, es el presente, el panico a cofirmar la normalidad, el vertigo a descubrirse vulgar, humano, prescindible.

Hasta que los poetas se declaren en huelga indefinida y todo cambie. O no.

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19 agosto 2007

contraventanas


Dos o tres noches por verano me despierto con la sensacion de que ya no dormire mas, en el reloj las cuatro y diez. Cambiar de postura. Nada. Volver a cambiar. Nada. Las cuatro y media.

Anoche hubo mas. Incorporarse, levantarse, buscar un cigarro y despues el mechero y luego el ipod. Descalzo. Se esta mas acostumbrado a tirar del mundo hacia uno, que a abrirse hacia la inmensidad. El cambio de sentido es inevitable si hay contraventanas porque con el frio en la piel uno se acerca el primer arbol, enorme, y luego todos los demas, por decenas, cientos, miles...

Activar por vez primera la memoria inversa, dejar que el tiempo busque y no al reves. Unas horas antes, Cannes, la playa, un helado de limon... pero 1979 es mas real. Sin duda.

Las encinas castellanas y el sol, avanzar sobre el el burro que tenia mi tio-abuelo, jornalero sin rocinante. Se que volvere a ese campo, se que algun dia terminara este destierrro, descansare a la sombra de los chopos. No sera pronto, pero se tambien que cuando regrese sera sin billete de ida y vuelta

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14 agosto 2007

rural chic



Acaban de empezar mis vacaciones, en cuestión de horas estaré aterrizando en Francia. Todo está preparado para la entrada en Aix en Provence.

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07 agosto 2007

las hormigas negras


"Trabajo como un relojero o un joyero de otros tiempos: un ojo cerrado, el otro ojo metido en una lente de relojero semejante a una torre, unas pinzas finas en los dedos; encima de la mesa, delante de mi, no hay fichas, sino un puñado de pedazos de papel donde he ido anotando diversas palabras, verbos, adjetivos y adverbios, y también montones y montones de frases inacabadas, y retazos de expresiones, esbozos de descripciones y todo tipo de experimentos de combinaciones de palabras. De vez en cuando cojo cuidadosamente con las pinzas una de esas partículas, minúscula molécula de un texto, la levanto y la examino bien a contraluz, le doy la vuelta, limo y pulo un poco, y vuelvo a levantarla y vuelvo a analizarla a contraluz, pulo de nuevo una finísima arruga y me inclino e inserto con cuidado la palabra o la expresión en el lugar que la corresponde en el entramado. Y espero. Lo miro desde arriba, desde un lado, con la cabeza algo inclinada, del derecho y del revés. Aún no estoy del todo satisfecho, vuelvo a sacar la partícula que acabo de insertar e intento poner otra en su lugar, o ubicar la palabra anterior en otro hueco de la misma frase, y la saco, raspo un poco más, e intento fijar de nuevo la palabra que había elegido, ¿tal vez en otro ángulo? ¿En un contexto ligeramente distinto? ¿Tal vez al final de la frase? ¿O al principio de la frase siguiente? ¿O no sería mejor subdividir y hacer una frase independiente de una sola palabra?

Me levanto. Doy vueltas por la habitación. Vuelvo a la mesa. Me concentro en eso otro rato, borro toda la frase o arrugo y rompo la hoja en trocitos. Me desespero. Me maldigo en voz alta y maldigo la escritura y la lengua, y sin embargo comienzo de nuevo a componerlo todo.

[…]

Para escribir una novela de ochenta mil palabras debo tomar algo así como un cuarto de millón de decisiones".

El texto es de Amos Oz, puedes encontrarlo en "Una historia de amor y oscuridad"

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