23 septiembre 2014

la zona




Tendría que comprobarlo, pero tirando de memoria creo recordar que fue Thomas Mann quien dejó escrito aquello de que cada hombre es una isla. 

Quizá por lo que pueda haber de cierto en esa frase existe un lugar en otra isla, en Inglaterra, sobre el que deseo contarte algo. 

Se llega recorriendo una carretera estrecha, llena de curvas, con frecuencia bajo la lluvia, casi siempre al azote del viento, entre un aire que oscila violento entre la niebla y la luz más cruda. 

Es un camino poco transitado, pero sea la hora que sea puedes apostar la vida a que te cruzarás al menos con una patrulla de policía, un todoterreno de servicios sociales, o el viejo coche de un párroco acostumbrado a que se le empañen las ventanillas.

Diseminados entre la hierba incesante y dura, apenas hay unos pocos árboles admirables, retorcidos por el trabajo de la tempestad continua. Allí se acaba la isla. Acantilado. Termina de un tajo, tan visiblemente irrevocable como sólo puede serlo una decisión sobrehumana. Inapelable.

Es la zona suicida. Es el destino elegido por muchas de las personas de aquel país para escribir su punto final. 

Antes había un hotel, ahora con las contraventanas cerradas. Cerradas porque la erosión va ganándole terreno a la tierra y el abismo viene acercándose milímetro a milímetro. Sólo una demolición puede evitar la caída del caserón por el precipicio, cuestión de tiempo.


Queda, eso sí, un pasarela construida a base de hierro, sostenida por un pilar desde la playa. Su nombre, Clifton suspensión bridge. Desconozco los motivos que llevaron a aquellas dos personas hasta aquel punto. Nada sé sobre las razones que las llevaron a besarse de un modo tan lento, tan largo, entre tanta inclemencia. No lo sé y nada me importa. Durante un momento, sólo fui un testigo fugaz desde otra parte, sólo alguien que pensaba en el hecho de que hay hechos que tienen que servirnos para mantener nuestra fe en la especie humana.


03 septiembre 2014

La fiesta de la insignificancia, Kundera

Ayer se publicó en España la última novela de Kundera. Se ha hecho esperar 14 años. Y yo pensaba que ocurriría algo parecido a lo que pasa en los días de conciertos masivos, cuando la gente pasa la noche a las puertas del estadio y se comparten bocadillos entre las esteras y las sillas de tijera. Creí que pasaría eso pero en todo el país, a las puertas de todas las librerías.

Tiene una explicación. No me siento el único transformado por sus novelas. Me siento uno más. Debemos ser muchas y muchos los que en diferentes momentos de nuestras vidas hemos notado como de alguna forma suave muchos de sus párrafos atravesaban la corteza cerebral y acariciaban lo de adentro dejando una huella. 

Apenas un gesto para dar forma a eso que de manera cursi -y un poco new age- se llama ahora cosmovisión. Cosmovisiones. Formas de ver y comprender la vida, mejor dicho, de tratar de entenderla. 

En ese esfuerzo inconstante y sordo, no se van acumulando verdades sino indicios. Señales disimuladas con las que puedes toparte sin previo aviso, cuando Camus o cuando te cuenta el abuelo aquello mientras riega los tomates y ya no se borra. Y desde luego el humor.

El humor que desconecta los elementos de lo previsto. Lo más eficaz que conocerá el hombre para borrar pizarras y coger la tiza de nuevo sintiéndose un poco más libre y bastante más ligero.

"La fiesta de la insignificancia" tiene para mí un poco de todo eso. Un aire como de fin de verano en el que se celebra la convivencia. La convivencia con uno mismo porque no es fácil esto de andar acompañado a todas horas con las mismas neurosis y los mismos recuerdos. Y convivencia también con algunos pocos, con los amigos, que son de las pocas cosas que uno puede elegir de verdad.

Cuando quieras saber si alguien puede contarse entre los tuyos, es fácil. Basta con preguntarse  si hubo alguna vez uan broma que todavía se recuerda y a la que todavía se vuelve de vez en cuando, nada más que por el afán de la risa, sólo porque está muy bien lo de poder celebrarse juntos.

Aquí el libro, justo aquí.


25 agosto 2014

de nuestro cuerpo

"Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos".

 O sea, Pessoa.


04 agosto 2014

cuestión de carácter

"Es como si el problema estuviera en su carácter y no en su talento. Y eso es lo más interesante, lo que más me atrae. No se puede enseñar a un hombre a tener talento, pero si ya lo posee, sí que se le puede enseñar a utilizarlo. Y ahí es donde entro yo, ¿sabe? Para lograr que esté a la altura de sus propias posibilidades."

Encontrado en "Santuario", de Edith Warthon



Cuando se trata del hijo, son otros los cauces mentales de la obsesión y el miedo.  

 Y si quieres algo más sobre esta canción: pincha.

28 julio 2014

Significados

-¿Sabes, Antonia? Desde que me fui, pienso en ti más que en ninguna otra persona de esta parte del mundo. Me habría gustado que fueses mi novia, o mi mujer, o mi madre, o mi hermana... cualquier cosa que una mujer pueda significar para un hombre. La idea que tengo de ti forma parte de mi cerebro; influyes en mis simpatías y antipatías, y en mis gustos, cientos de veces, aunque no me de cuenta. En verdad, eres parte de mí.

Volvió hacia mí sus ojos brillantes y llenos de de, y las lágrimas afluyeron despacio.

-¿Cómo es posible, habiendo conocido a tanta gente y con tanto como te he decepcionado?  ¿No es maravilloso, Jim, que dos personas puedan significar tanto la una para la otra?"

Encontrado en "Mi Antonia" de Willa Cather

En inglés

En castellano

Nadie como Willa para situarnos ante el privilegio de ser testigos de un proceso que tantas veces se nos escapa a nosotras y nosotros mismos: la cristalización del recuerdo, la transformación de la vida, la conformación de los significados.  Vivir es tener vivencias.

24 julio 2014

tu nombre

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro de que habrá de amanecer.

"Tu nombre" de Jaime Sabines.

31 marzo 2014

Valer la pena


"No me importa que no sepas / cuándo te toca la incandescencia del aire. / Lo importante es que la recibas / y más importante aún / que abras así el país el país de la bondad. / Los sueños no saben nada de sí mismos. / También el aire se ignora y entra / para hermosearse en tu hermosura. / En su cristal canta tu rostro / como una patria".

Poema, "Patrias".
Poeta, Juan Gelman 

05 febrero 2014

Yehuda Amijai

Que todo vaya tan deprisa y cada vez más quizá sea lo menos. La velocidad podría no ser lo que nos conecta, lo que nos mantiene cerca. Podría ser la lentitud, la ausencia de gestos, pasar una tarde juntos sobre la hierba mirando nubes, esas cosas. Podría ser lo no autoreferencial, lo abierto, la sencillez  de los momentos de desprendimiento mutuo. La taza de café compartida. Lo que se piensa y se recuerda al olor de la piel dormida.

Con esos materiales van tomando forma los versos de Yehuda Amijai, sin prisa, con toda esa generosidad, con toda esa sabiduría.

Van aquí unos versos, primer poema de "Gran tranquilidad: preguntas y respuestas".  

"Olvidar a alguien es como
olvidar apagar la luz del patio
y dejarla encendida todo el día:
pero es también recordar
por medio de la luz".

11 septiembre 2013

feliz cumpleaños


03 septiembre 2013

Si dolce è `l tormento

Pensando en la última acuarela de Diego, en su libertad, en la maldición o bendición de la saga, tercera generación ya que llega con la mirada armada de pinceles.  

Acercar los altavoces a la piscina, tumbona hinchable y suspensión. Fue tan largo el invierno como el cielo de ahora. 

A veces se cierran los ojos como por ritual, puede pasar cuando empieza la música, pero ocurre invariablemente  cuando están a punto de encajar las piezas. Ayudan las diferencias de temperatura, claro, los pies y las manos en el agua, las noches perdidas de atrás y esta hora para encontrarse en una siesta sin sábanas.

Que bueno es esto de no estar mejor cuando se está así de bien. La entereza. Seguir entero.

15 agosto 2013

Las palmeras salvajes, Faulkner


Tiempo habrá para hablar sobre la estela de este hombre. Ya repasaré las notas tomadas mientras las lecturas -ese otro cuaderno de viaje-. No será ahora. Ya hablaré de lo que va quedando en la garganta mientras las páginas avanzan y uno para. Parar para recordar cómo fue el sabor de aquella botella con escorpión dentro.

De momento va un destello, una estrella fugaz en una novela de anverso y reverso, hilada tal vez en torno a la banalidad de la justicia humana, aunque para mí eso y su genialidad sea ahora lo de menos. Se trata ahora de otra cosa. Hay algo entre esas palmeras que se me conecta con Rayuela -sin duda el libro-. Todavía no alcanzo a verbalizarlo y poco importa, de hecho nada, porque lo bueno, lo mejor es esto:

"Dicen que el amor muere entre dos personas. Eso no es cierto. No muere. Lo deja a uno, se va si uno no es digno, si uno no lo merece bastante. No muere; es uno el que se muere".


20 julio 2013

Love is not all / Edna St. Vincent Millay

"El amor no lo es todo: no es carne ni bebida / ni descanso ni un techo para la lluvia; / ni una tabla salvadora para hombres que se hunden / y se alzan y se hunden y se alzan y de nuevo se hunden. / El amor no puede llenar al pulmón ahogado de aliento / ni limpiar la sangre, ni soldar el hueso. / Y a pesar de todo muchos hombres hacen amistad con la muerte / ahora mismo, mientras hablo, sólo por falta de amor. / Podría suceder que en momentos difíciles, / inmovilizada por la agonía y suplicando el final, / o empujada por el deseo más allá de la determinación, / vendiera yo tu amor por un poco de paz, / o cambiase el recuerdo de aquella noche por comida. / Podría ocurrir. Pero no lo creo".

Edna St. Vincent Millay.

El amor no lo es todo, pero es lo que queda. Y no deja de crecer, ni cuando ha terminado.  

31 mayo 2013

trouble will find me


De vez en cuando recopilo canciones que me van gustando y hago un cd que reparto a la gente que quiero. Estaba en ello pero hubo que parar. Quiso el azar que entrase como un tiro uno de los temas del último album de "The National". Y cuando eso pasa, amigo, no hay remedio: hay que dejar lo que se esté haciendo y disfrutarlo al completo.

Podría decirlo porque los vengo siguiendo desde el principio, o porque desde entonces - disco a disco- no ha pasado un día sin que escuche algo de ellos. Lo haría aunque no fuese así. "Trouble will find me" es lo más redondo que he encontrado en mucho tiempo y va a ser más que difícil que salga un disco mejor en este año. Contención pura.
 

09 mayo 2013

Anna Karenina, Tolstoi


Recuerdo la caricia de la cortina sobre el suelo, el sonido del mar y aquella luz. Todo lo que podía hacerse era parar. Buscar un cigarro y salir a la terraza, dejar de leer para pensar. Anna Karenina puede ser admirada como un monumento o disfrutada como un tratado sobre el amor. Multiplicidad, parejas. Con todo, hay un breve instante, ni siquiera un párrafo que de verdad deslumbra. El principio de un amor entre un hombre y su hijo, Levin ante el nacimiento: 
  
"Lo que sentía por esa pequeña criatura era algo completamente distinto de lo que había esperado. No podía hablarse de alegría o satisfacción. Al contrario, lo que le embargaba era un miedo espantoso, desconocido hasta entonces, la conciencia de una nueva región vulnerable. Tan dolorosa era esa conciencia y tan grande su temor de que esa criatura indefensa pudiese sufrir que en un primer momento le pasó desapercibido el extraño sentimiento de alegría inmotivada e incluso de orgullo que le causó el estornudo del niño".

28 abril 2013

Santuario, Faulkner



"El tiempo no es una cosa tan mala después de todo. Usándolo correctamente, se puede estirar cualquier cosa, como si fuera una goma, hasta que se rompe por algún sitio, y te encuentras con toda la tragedia o la desesperación reducidas a dos bultitos entre el índice y el pulgar de cada mano".

Cada vez que publicó un libro, el autor de las palabras anteriores se acercó a casa de su madre para regalar un ejemplar. Lo hizo con todas sus obras menos con esta. Faulkner escribió "Santuario" en plena recesión económica, necesitando dinero. Fue un éxito. 

Desde que descubrí esa anécdota -inmerso como andaba ya en el deseo de estudiar a los autores norteamericanos de entreguerras- decidí leerme cuanto pudiese de este escritor a ver si así encontraba una respuesta válida para resolver ese pequeño misterio. Avanzar por ese lenguaje pantanoso ha sido descubrir el pensamiento y la expresión de uno de los hombres más influyentes en la cultura accidental. 

Tiempo habrá para hablar de ello, por el momento me conformo con reconocer algo que nunca me había planteado: la tremenda carga de paciencia y sensibilidad que hace falta para poder escribir sobre la violencia y la brutalidad. Y también la responsabilidad que conlleva el no convertirlas en producto de consumo. 




08 abril 2013

Lucy Gayheart - Willa Cather

Han pasado algunos meses desde que terminé una novela en la que volví a pensar esta mañana: "Lucy Gayheart" de Willa Cather. De esas que se leen del tirón en el sofá, durante una noche. Escrita en tres partes tremendamente pulidas, con ese lenguaje desprovisto de cualquier adorno que tan bien vale para adentrarnos en las aguas turbulentas del alma humana y no perder la visión.

Los pasos previos de un recuerdo, el modo en que toma forma y la manera en que te agarra para siempre y no te suelta; de eso va esta historia: de cómo las personas vamos pasando por los años tratando de reconciliarnos con aquella vez en la que decepcionamos a alguien y además a nosotros mismos; de cómo los muchos años pueden disolver el remordimiento y mantener inalterable en la memoria lo que fue belleza y fue verdad.

"En los pueblos, las vidas de las personas discurren muy cerca las unas de las otras; los odios y los amores palpitan sueltos, casi tocándose las alas. En la misma acera por la que pasa todo el mundo, si es que uno ha llegado a marcharse alguna vez, es inevitable pasar un día a muy pocos centímetros del hombre que te engañó y te traicionó o de la mujer a la que deseas más que anda en el mundo. Su falda pasa a tu lado. Das los buenos días y sigues de largo. Es imposible no rozarse. En el resto del mundo las posibilidades de huir no son tan escasas".

02 marzo 2013

Suave es la noche / Francis Scott Fitzgerald

“Suave es la noche” es una de las novelas en las que hay que respirar hondo y mirar al techo, como preparándose para el salto, cuando toca empezar algún capítulo. De puro real, resulta terrible.

Pero no quiero hablar de eso en este post –ya enseñé la patita de esa idea hablando de “A este lado del paraíso”, tan sólo quiero reforzarla con el párrafo que viene a continuación, y después seguir con otra cosa.

 “Se habla de que las heridas cicatrizan, estableciéndose un paralelismo impreciso con la patología de la piel, pero no ocurre tal cosa en la vida de un ser humano. Lo que hay son heridas abiertas; a veces se encogen hasta no parecer más grandes que un pinchazo causado por un alfiler, pero siguen siendo heridas. Las marcas que deja el sufrimiento se deben comparar más bien a la pérdida de visión en un ojo. Puede que en algún momento no notemos que nos faltan, pero el resto del tiempo, aunque los echemos de menos, nada podemos hacer”.

Por esos pinchazos se nos van marchando los relatos más valiosos de la vida individual y colectiva. Por eso es bueno no callar no transigir, y también –supongo- hasta arrancarse el brazo a mordiscos y tirarlo a los perros antes de que el mal se extienda.

De todas formas, aspiraba a reflejar aquí otro ejemplo de cómo la época determina la expresión y viceversa. Durante los años veinte y treinta el cine seguía despegando. Era el nuevo medio, el internet de aquella época. Resultaba lógico por lo tanto que influenciara a las demás formas de expresión y, al mismo, tiempo, que tomase oxígeno del arte para prolongar el salto en toda la medida de lo posible.

 Va este párrafo, que no podría haber sido escrito si no hubiese nacido el cine:

 “En toda pieza habitada hay superficies de refracción que sólo notamos a medias: la madera barnizada, el metal más o menos pulido, la plata y el marfil, y aparte de éstos, otros mil transmisores de luz y sombra tan tenues que apenas consideramos como tales: la parte superior de los cuadros, los bordes de lápices o ceniceros, de objetos de cristal o porcelana. Tal vez la acumulación de todos esos reflejos –que invocan a su vez otros reflejos ópticos igualmente sutiles, así como las asociaciones de ideas que parecemos conservar fragmentariamente en nuestros subconsciente, del mismo modo que un vidriero conserva las piezas de forma irregular por si le pueden servir un día- podría explicar por qué Rosemary describió después, como si se tratara de una experiencia sobrenatural- el hecho de “darse cuenta” de que había alguien en la habitación antes incluso de volverse. Pero en cuanto se dio cuenta, se volvió rápidamente….”
 

26 febrero 2013

la palabra es + q 1 word



Arriba, la presentación utilizada en la charla del 23 de febrero.

Abajo, lo que estoy escuchando justo ahora

22 febrero 2013

The empire of illusion - 2

Viene a continuación, el segundo extracto del libro que mencioné hace unas semanas. Un poco sobre lo mucho que nos pasa ahora.

"Un público que ya no puede distinguir entre la verdad y los hechos, sólo puede interpretar la realidad a través de la ilusión. […]

Cuanto peor sea la realidad –por ejemplo, cuanto más suba el paro- más necesitará la gente refugiarse en la zona de confort de las ilusiones.

Cuando las opiniones no pueden distinguirse de los hechos, cuando no hay un standard para determinar la verdad en la ley, la ciencia, la educación, o la información diaria; cuando la capacidad más apreciada es la habilidad para entretener, el mundo se convierte en un lugar en el que las mentiras se hacen ciertas […]

Ese es el peligro real de los “psuedoeventos”, y la razón por la que estos todavía son más dañinos que los estereotipos. Los pseduo-eventos no explican la realidad como hacen los estereotipos, la replazan. Replazan la realidad a partir de los parámetros diseñados por sus creadores".

12 febrero 2013

El gran Gatsby / Francis Scott Ftzgerald


Las nuevas formas de expresión y comunicación, son también nuevos medios de vida. Bastantes de los creadores de la “generación perdida” acabaron trabajando como guionistas cinematográficos. Natural.

Hay varias escenas / secuencias en el “Gran Gatsby” que lo demuestran bien, por ejemplo este travelling con el que podemos seguir el movimiento de la cámara: 

 “El césped nacía en la playa y se extendía a lo largo de medio kilómetro hasta la puerta principal, salvando relojes de sol, senderos de terracota y jardines encendidos, para, por fin, al llegar a la casa, como aprovechando el impulso de la cerrera, escalar la pared transformado en enredaderas saludables, que refulgían con reflejos de oro y se abrían de par en par al viento y al calor de la tarde. Tom Buchanan, en traje de montar, estaba de pie en el porche, con las piernas abiertas...”

 También en esta libro de Fitzgerald, veo una reflexión en torno a lo autodestructivo. Y la veo a partir del contraste que se va desarrollando entre dos de las fuerzas dominantes de la historia: la esperanza y el cinismo.

El cinismo del culto al dinero fácil, a la impunidad y la inconsistencia; y la esperanza entera, constante y hasta un poco fanfarrona de Gatsby. Gatsby héroe a su pesar. Héroe por no tener un final feliz, héroe por enfrentase a un naufragio en la mediocridad. Héroe sin remilgos,  sin echar cuentas, ni andarse  miramientos. Con todo y a por todo, para nada.  Y está bien, claro que si.

02 febrero 2013

the empire of illusion / Chris Edges

Chris Edges es el autor de “The empire of illusion –the end of litteracy and the triumnph of spectacle-“, una reflexión sobre el creciente protagonismo de la fantasía en la cultura de los Estados Unidos –y por tanto en la cultura occidental-, una investigación sobre “la sociedad de la ilusión” que contiene algunas páginas que a mí me han parecido muy lúcidas. 

Este es el primero de los dos extractos que incluiré en este blog, si quiero destacarlo es porque creo que acierta al describir como se ha venido diluyendo el principio de responsabilidad durante los últimos años. 

“Las verdades establecidas, las reglas, las costumbres y la autenticidad pierden significado. Lo bueno y lo malo no significan nada. La idea de permanencia, en la personalidad, en los valores, en nuestra cultura, se evapora. Todo es ganar. Todo va sobre sufrimiento personal, vendettas, hedosnimo, fantasías de venganza, infligir daño a los demás. Es la cultura del victimismo. […] 

 El nuevo mantra dice que todos tenemos derecho a una gratificación emocional, incluso si perjudica a los demás. Soy malo –dice la narrativa- porque se me ha tratado mal, se me ha forzado a actuar mal. No es mi culpa. Compadécete de mí y si no me compadeces que te den. Yo me compadezco a mí mismo. Este es el narcisismo de una sociedad en decadencia”.

22 enero 2013

A este lado del paraíso / Francis Scott Fitzgerald

Hace algunas semanas escribí algo sobre la generación perdida. Pensaba entonces en hacer lo que hago ahora, rememorar junto al teclado a aquella gente llena de talento que vivió los años veinte y tuvo después que atravesar la etapa de la gran depresión.

Veo en las obras de  esos escritores la posibilidad de aprender algo que todavía no hemos terminado de asumir. Creo haberlo contado aquí. El caso es que iré hablando de algunas de las obras escritas por aquella época, comenzando por Fitzgerald que para mí es uno de los grandes del siglo pasado.

Puede sentirse en su escritura el interés por los personajes que no encajan en el puzzle y también por la tan humana pulsión autodestructiva, por el constante, sutil y lento proceso que lleva a marchitar -desde dentro- lo que fue creado. La erosión es la hermana del tiempo, por eso apenas puede ser percibida por el ojo humano, ni siquiera cuando es el ojo quien apunta al pecho propio. No sé, creo que algo de eso se percibe con el pasar de las páginas de esta obra.

 “Amory se detuvo a la entrada y consultó su reloj; necesitaba saber la hora, porque algo en su mente, encargado de catalogar y clasificar las cosas, gustaba de recordarlas con toda claridad. Más adelante había de sentirse satisfecho, de una manera vaga, por ser capaz de pensar que “aquello terminó exactamente a las ocho y veinte del jueves, 10 de junio de 1919”. En eso pensaba al venir de su casa, un paseo del cual no había de guardar el más mínimo recuerdo”.

12 enero 2013

La Abadía de Nortanger / Jane Austen


Con este post, cierro el ciclo dedicado a las novelas de Jane Austen. Y lo hago sonriendo, primero porque “La Abadía de Nortanger” es su obra más divertida, la más irónica; y segundo porque al mismo tiempo es la más fresca. El tipo de frescura que sólo pueden ofrecer los virtuosos, la frescura que logran que las palabras vayan entrando solas, a modo de divertimento, para que ya no puedan salir. 

Hay, además, en este libro bastante de afirmación serena y poderosa. No de sí misma, sino de la tarea. Al defender desde el humor la novela, denigrada en aquella época como "literatura para mujeres", Jane no se reivindica como escritora -ya está por encima de eso- reivindica los libros que se escriben con el material de nuestras historias. 

“Si preguntamos a una dama: “¿Qué lee Usted?, y ésta llámese Cecilia, Camilla o Belinda, que para el caso lo mismo da, se encuentra en la lectura de una obra novelesca, nos dirá sonrojándose: “Nada… Una novela”; hasta sentirá cierta vergüenza de haber sido sorprendida concentrada en una obra en la que, por medio de un refinado lenguaje y una inteligencia poderosa, les es dado conocer la infinita variedad del carácter humano y las más felices ocurrencias de una mente avispada y despierta. 

 Si, en cambio, esa misma dama estuviese en el momento de la pregunta, buscando distracción a su aburrimiento en un ejemplar del Spectator, respondería con orgullo, y se jactaría de estar leyendo una obra a la postre tan plagada de hechos inverosímiles y de tópicos de escaso o ningún interés, concebidos, por añadidura en un lenguaje tan grosero que sorprende el que pudiera ser sufrido y tolerado”.

02 enero 2013

anónimo


En alguno de los próximos posts mencionaré un libro que me ha gustado. Por el momento quiero incluir una de las citas que contiene –un artículo de William Deresiewicz- que puede ayudarnos a pensar sobre la progresiva disolución de la intimidad. El texto lleva un título fantástico: el final de la soledad.

“La cámara creo la cultura de la celebridad; el ordenador la cultura de la conectividad. Y según van convergiendo estas dos tecnologías –el relevo del texto por la imagen en la web, y el crecimiento de las redes sociales- se amplifica su impulso compartido. La celebridad y la conectividad son dos caminos para darse a conocer […]

Estar conectado, ser reconocido: ser visible. Si no ante una audiencia de millones de personas –como pasa con los realities-, que sea por una decenas en twitter o en facebook. Eso es lo que nos valida, así es como nos hacemos reales ante nosotros mismos, siendo vistos por los demás. El gran terror de nuestro tiempo es la anonimidad […]

El principio de sinceridad que artículo el romanticismo, el principio de autenticad que vertebró el modernismo; está siendo sustituido en la era postmoderna por el principio de la visibildiad”.

15 diciembre 2012

Una dama extraviada / Willa Cather


“Una dama extraviada” de Willa Cather es una obra que destaca por la limpieza de su lenguaje. No puede caber más naturalidad en menos páginas. Nada sobra y nada falta, es como un haiku hecho novela. Y es también una reflexión sobre la belleza. 

Dos momentos para el recorrido del ser humano: la fascinación y el desencanto. La fascinación que provoca la belleza, y el desencanto que deja se oquedad.

Estetizar es un riesgo en el que siempre se tropieza más de una vez. Volverá a caer quien sintió en una ocasión que la belleza –por el sólo hecho de ser belleza- tendría forzosamente que cobijar la generosidad y la sabiduría, la bondad. Volverá a caer aunque la piedra sea distinta. 

Caerá por el lado del tiempo que va ajándolo todo, o caerá porque la verdad acabe derrotando a una esperanza que sólo puede ser terca, torpe y equivocada.

Un par de líneas de aquel libro, sobre ella: “Siempre tenía el poder de sugerir cosas mucho más bellas que ella misma, igual que el perfume de una única flor puede invocar toda la dulzura de la primavera”.

Capacidad de evocar. Casi siempre la belleza sólo es eso, belleza y nada más. Las más de las veces es un pozo que no da agua. Y aceptarlo es el camino para poder apreciar de verdad la desnudez. Y disfrutarla sin engaños.

La bondad es otra cosa, desde luego, y claro que pueden ir juntas, claro. Pero si encontrar la belleza ya es difícil, de alcanzar la belleza con bondad, o mejor dicho, de alcanzar la bondad con belleza... mejor... ya… ni hablamos...

26 noviembre 2012

cubismo


El caso es que la sucesión de los hechos acabó dejándome ahí, vencida ya la tarde, rugiendo la tormenta en su aproximación. Con tiempo para abrir los pulmones al olor de tierra mojada, cortada la luz  en diagonales, como a navaja, supe que comenzaba a ocurrir lo que no podrá llevarse el olvido.

Fue allí, en la absoluta soledad de los jardines de la Alhambra, donde sentí que estaba tomándome forma un recuerdo.

Quizá por eso, esto de decirte que si estuviste alguna vez al otro lado de un paisaje cubista, pruebes a dejarte calar hasta más adentro de los huesos.  A ver que pasa cuando te pese la ropa por empapada. A ver que pasa cuando te cuente la lluvia que está bien tirar del hilo y envolver la memoria con más memoria. Lo de resolver el laberinto en el caminar.

 

23 octubre 2012

Sentido y sensibilidad / Jane Austen

“¿Dónde tenías el corazón cuando escribiste esas palabras?” Frase para este tiempo escrita en el pasado. Frase para la era digital, para el periodo de mensajes whatsapp, sms, twitter…; escrita hace 102 años por Jane Austen. 

Cada vez es mayor el riesgo de estrechar los cauces de nuestra comunicación, empezando por los más nuestros. Hace falta tiempo para evitar que nuestra relación con los demás se reduzca al envío y lectura de recados. Tiempo mental. 

 Saber siempre que las palabras las carga el diablo. Y que por eso uno ha de pensar lo que dice antes de pulsar el botón de envío. No sea que salte un pespunte, apenas perceptible, y la acción de los días lleve su curso. Y una tarde en el sofá, desmadejada la noche, caiga sobre tu techo, muda y sorda, la pregunta de cuándo fue la última vez que dijiste o escuchaste  algo que nadie había contado antes.

“Sentido y sensibilidad” puede ser leído como una reivindicación de ese tiempo. Y, en mi opinión, eso es precisamente lo que hace de este libro, una obra excepcional que merece -además de ser leída- releída. A través del pensamiento de Elionor puede el lector confirmar cómo donde falta sensibilidad no puede haber sentido, y viceversa. Te acuerdas claro: tu piel morena sobre la arena...

11 octubre 2012

generación perdida

Hubo gente que pasó por esto antes que nosotros. Y que además supieron contarlo. Y fueron llamados como podría acabar llamándose a la juventud de nuestro país: "la generación perdida". Así fue como calificó el mecánico de un taller a Fitzgerald, Hemingway y Gertrude Stein. 

Hubo toda una generación de escritores que atravesó la Gran Depresión. Y conviene leerlos, creo. Sobre todo las obras anteriores a 1929, aquellas en las que de un modo u otro puede verse que antes de que la crisis llegue al mercado de valores, llega la crisis de valores a la sociedad.

Aquí hemos pasado por eso, ya sabes. Fascinación por el dinero fácil, desprecio por el esfuerzo. Culto al pelotazo, menosprecio a la solidaridad, a la cultura, al valor de la palabra. Pasamos por aquello. Y la verdad es que callamos las más de las veces.

Y quizá merezca la pena reflexionar sobre aquella crisis previa, la de los valores. Repasar para aprender. No sea que, absurdamente, quede alguien pensando que la crisis económica terminará cuando consigamos llegar después de tanto desierto a algo parecido a lo que fue el día anterior al crack, o crash, o catacrack.

Nuestro país sigue atravesando una crisis económica, que cada vez es más una crisis de derechos, y que además también es cada vez más una crisis de autoestima. Depresión en el sentido más entero del término. Debe ser porque a lo mejor hay algo que martillea, lo de los valores, puede. Ojalá fuese así, ojalá que el tiempo no vea nunca una generación perdida.


01 octubre 2012

Orgullo y prejuicio / Jane Austen

No suele hablarse de Jane Austen como una autora innovadora. Y no faltan razones para hacerlo. "Orgullo y prejuicio" es, en mi opinión, una novela muy avanzada. No es una obra escandalosa, tampoco espectacular, pero abre las puertas para traer sabiduría. Por eso debe ser leída. Hace crecer, de la única manera en que puede crecerse a nuestros años: hacia dentro.


Prueba de ello son las páginas en las que la protagonista se enamora. Darcy no está presente y llevan bastante tiempo sin verse. Escucha sobre él, recorre los pasillos, ve un retrato y se enamora. La cristalización no se hace explícita, pero se deduce fluidamente por el lector. 

No es algo que ocurra de un momento a otro, sino por trabajo del tiempo. La gota que colma el vaso es, en este caso, un pequeño descubirimiento: a veces en el sentido estético de una persona puede reflejarse la dimensión moral. Es porque la belleza puede comprarse y la nobleza no.

16 septiembre 2012

The honor code / Kwame Anthony Appiah



Hay tipos como Kwame Anthony Appiah que van y dan con la fórmula secreta. Gente que alcanza la combinación justa de suerte y determinación, y pueden dedicar gran parte de su vida al estudio de lo que les apasiona, y además volcarlo en un libro, y encima con forma amena y fondo didáctico. Ole.

"The honor code" es un libro que bien merece una lectura.

"El honor, cuando es liberado de prejuicios como el género y la casta, es útil para llevar los sentimientos privados a las normas públicas. Su capacidad para enlazar lo privado y lo público es determinante para conducir las convicciones individuales hacia asociaciones entre personas. Todo lo que, como argumentan historiadores y sociólogos, es determinante para que los movimientos de transformación social alcancen sus metas. Esa es una de las razones por las que los seres humanos necesitamos el honor: puede ayudarnos a mejorar el mundo".

Claro, es verdad que el honor puede cumplir también una función segregadora o cohercitiva. Y así lo demuestra el autor al analizar algunos casos históricos: los duelos entre caballeros británicos, la "tradición" china de atar los pies femeninos para que no creciesen, la esclavitud norteamericana, o la situación actual de las mujeres en Pakistán...

Pero lo más valioso de estas páginas está en el código, porque al descifrarlo, al señalar constantes y patrones, muestra también los puntos claves para su demolición.

"Si te adhieres a un código de honor, tendrás que respetarlo ante quienes lo mantienen y también ante quienes lo desdeñan.

De forma que si lo haces te sentirás autorespetado, y si no lo haces te acabarás sintiendo autodespreciado, culpable [...]

Lo que deberías sentir si respetas el código es complejo, no es directo: el orgullo es lo opuesto de la culpabilidad, pero en muchos códigos, la modestia es un requisito para ser honorable".

Denuncia de la soberbia, rechazo de la doble moral, reivindicación de la verdadera dignidad ... primeras líneas de un código frente a otro código: el virus.


09 septiembre 2012

Mansfield Park / Jane Austen


Puede que esta sea la novela más contundente de Jane Auten, la de mayores recovecos. En mi opinión, también la más violenta. Una violencia distinta a la que estamos acostumbrados, menos ruidosa y nada sangrienta, pero retorcida.

La violencia siempre ha estado entre nosotros, anidada en muchas formas. Y buena parte de lo mejor de nuestro recorrido está en la lucha de nuestra inteligencia frente a la barbarie. No sé si en este periodo, en el que lo “gore“ predomina, estamos perdiendo sensibilidad para poder detectar las variaciones, los matices, las sutilezas de la brutalidad.

Uno ve lo que lo que ocurre dentro y fuera de los personajes de esta novela, lee lo que se dicen o se escriben, y tiene la seguridad de que el agua ni se altera dentro de las finas copas. Sin embargo, en esas páginas puede sentirse el peso de una sombra cruel e inconcebible. Cruzando el aire va hacia las tripas de aquella gente. Aquí una prueba, una huella:

“Todo eso me convenció, muy dolorosamente, de que nunca la había comprendido hasta entonces, había sido la mujer creada por mi imaginación, no en ella, en quien yo había sido capaz de soñar durante todo aquel tiempo. Le dije que, acaso fuera mejor así.

Así había menos razones para lamentar el sacrificio de una amistad, unos sentimientos, unas ilusiones que, de todos modos, hubiera tenido que arrancar de mi alma.

 Y que, a pesar de ello, debía y quería confesarle que de haber podido devolverla al lugar que siempre había ocupado en mi imaginación, lo hubiese preferido. Incluso con el consiguiente aumento de mi dolor por la separación, porque así me habría quedado con el derecho a una ternura y un sentir por ella”.


 

03 septiembre 2012

Cat power / sun


Hoy sale a la venta "Sun", el disco de Cat power. Una barbaridad. La misma intensidad de antes, pero con una luz radiante de principio a fin. Igual de vital, más vitalista. Voy a escuchar estas canciones durante años, estoy seguro.

Me dan ganas de encontrar el modo de pasar esto a cinta de cassette, de terminar una canción y ponerla a rebobinar mientras sigue sonando en la cabeza.

Oyendo "Ruin" al máximo, empecé a correr por el pasillo y dar saltos en la cama.

Temazos todos.

Repeat. Repeat. Repeat.

29 agosto 2012

El verano sin hombres / Siri Hustvedt.

Después de "Persuasión" de Jane Austen, llegó "El verano sin hombres" de Siri Hustvedt. Paso porque sí y fue como un desafío estadístico: el segundo libro reflexionaba sobre el primero, profundizaba en él. Hablaba de cómo el final se diluye entre pocas palabras -cosa que por cierto se da en todas sus novelas-. Lo importante había ocurrido ya. Estaba escrito. 

Hustvedt 1: "El desenlace es rápido. Lo que importa es el proceso [...] Austen sabe que ellos ya estaban casados espiritualmente y había sufrido el vació de la separación durante largos años". 

"Matrimonio espiritual" - unión de almas. A partir de esa intuición, la segunda escritora desarrolla muchísimos años más tarde, una historia completamente distinta -porque no hay separación igual a otra-. Y, sin embargo, conectada -porque todas las separaciones se parecen-. 

Hustvedt 2: "...Todos somos personajes cómicos, bufones ridículos que avanzamos a trompicones por la vida, dejando todo tipo de desaguisados a nuestro paso, pero si miramos más de cerca, lo ridículo se transforma de pronto en sórdido, trágico o, simplemente, triste. No importa si sobrevives en un pueblo provinciano o paseas por los Campos Elíseos".


 

23 agosto 2012

Persuasión / Jane Austen

He dedicado parte de mis últimas semanas a la lectura de Jane Austen. He disfrutado. Y creo que iré contando a partir de ahora, sin demasiado orden, algunas de las impresiones que me han ido dejando generando.

Veo en sus obras variaciones en torno a la constancia. El afecto del alma noble sólo puede ser constante, parece querer decirnos en cada una de sus novelas.

Puede que alguien vea en esa idea la expresión de una ingenuidad. A mi me parece ingenuo lo contrario. Vivir debe ser algo más que un desechar. Preservar lo que queremos, perseverar en quien queremos, es un ejercicio de integridad, es lo que nos mantiene enteros.

A veces lo hacemos por debajo de la espuma de los años -como ocurre en "Persuasión"-. El tiempo se acumula pero, silenciosamente, hay una emoción que sabe perdurar.

“...Sin embargo, no tardó en empezar a razonar consigo misma y en procurar controlar sus sentimientos. Ocho años, casi ocho años habían transcurrido desde su ruptura. Era absurdo recaer en la agitación que aquel tiempo había relegado a la distancia y el olvido. ¿Qué no podían hacer ocho años? Sucesos de todas clases, cambios desvíos, ausencias, todo; todo cabía en ocho años. 

Era cierto y natural que se olvidase el pasado. Aquel período significaba una tercera parte de su vida. 

Pero, a pesar de todos sus argumentos, ella se dio cuenta de que para los sentimientos arraigados ocho años eran poco más que la nada”.

21 julio 2012

cultura


Vivo la cultura como un bien de primera necesidad. Y si las cosas me van muy mal -lo tengo pensado- lo más probable es que deje de comprarme ropa antes de dejar de comprar libros, lo más seguro es que deje de fumar antes de ir al cine, al teatro o a alguna exposición. Dejaría de cenar antes de dejar la música. Es porque creo que a uno le pueden quitar muchas cosas, pero que entre lo último que puede perderse en la vida está lo que alcanzó a emocionarnos, lo que llegamos a aprender. Cuando termino alguna semana dura, me tumbo en el sofá el viernes por la tarde y no me voy a la cama hasta que he terminado un libro que no había abierto antes. Siempre funciona. La cultura alivia. Alivia siempre en los malos momentos y ayuda siempre frente a los grandes desafíos que traen los años. Es la compañía que más libres puede hacernos, lo que más puede inmunizarnos frente a la brutalidad. 

Pero hay más razones para condenar el ataque que sistemáticamente está desplegando la derecha contra la cultura española. Y una de esas razones viene de la economía. El talento, la imaginación el modo en que contamos y compartimos nuestras propias historias, nos hace mejores como seres humanos y también como sociedad, pero además puede dar más autonomía a nuestra economía. Yo no quiero que España compita contra otras naciones por el bajo precio de su mano de obra, ni por la depredación del medio ambiente. Confío en la fuerza que tiene la creatividad, para crear empleos y hacer más fuerte a nuestra economía. Y aspiro a ver llegar la fecha en que la cultura sea vista, por todas y todos, como un sector estratégico para el día a día, y para el día de mañana de nuestro país. 

Por eso, personalmente, sólo puedo sentir un rechazo frontal ante quienes por rencor, o por cualquier otra miseria personal o política, llevan tanto tiempo persiguiendo a tantos autores de nuestro país por el único pecado de haberse expresado en libertad. Hace falta ser memo para pensar que la cultura de nuestro país empieza y termina donde están los creadores más conocidos por el gran público. 

 Hay gente en nuestro país que se levanta todos los días para ir a abrir una librería de barrio, y cines en los que se cuenta la recaudación y se dice en voz baja que no podrá aguantarse mucho más, y chavales que con toda la ilusión del mundo tratan de rodar un corto con el que empezar a tirar hacia adelante, y gente peleándose contra la incertidumbre para darle forma a un poema, a un disco, o a una novela. Y cualquiera de esas personas me merece más respeto que todos los tipos que se han llenado los bolsillos de hormigón en este tiempo.

Veo la subida del IVA que es el último ataque, el último castigo a nuestra cultura; y miro la amnistía fiscal a los defraudadores y sencillamente siento asco. Y necesito expresarlo. Puede que no sirva para mucho, ya lo sé, pero de menos sirve el silencio. El silencio sirve de tan poco como la rabia. Mejor que tampoco especulen con eso: ni con el silencio, ni con la rabia.